Para poner en libertad a […] los hombres [y] anuncien […] el nombre del SEÑOR. SALMOS 102:20–21,
¿Ha tenido alguna vez miedo de acercarse al Padre, has evadido el querer descubrir lo que Él realmente piensa de usted? En verdad, interactuar con un Dios santo puede hacer sentir vulnerable a cualquiera. Vemos esto en la historia de Isaías. En el momento en que entró en la presencia del Señor, el profeta se sintió abrumado por su propio pecado (Isaías 6:1–7).
Sin embargo, como nos damos cuenta por el relato de Isaías, esta convicción que sentimos en la presencia de Dios no es para nuestra condenación; más bien, está destinada a liberarnos, fortalecernos y prepararnos para una visión mayor (Isaías 6:8).
Dios nos ofrece su gran amor con la finalidad de transformarnos mediante el poder de su Espíritu Santo, establecernos en nuestra fe y prepararnos para los grandes retos que ha planificado para nosotros. Por tanto, sentimientos de convicción de pecado no indican que Dios nos condena o rechaza, nada de eso (Romanos 8:1). Él siempre nos muestra amor y perdón, independientemente de lo que hayamos hecho. Al respecto, nuestro Padre nos asegura que nuestra vida le importa y que ve en nosotros más de lo que nosotros mismos vemos. Así que cada vez que temamos en su presencia, recordemos esa verdad. Volvámonos de inmediato a Él y experimentemos su amor y sus propósitos que siempre son mayores que los nuestros.
Oración:
Jesús, gracias porque tu corrección solo es para refinarme, no para condenarme. Envíame a cumplir tu voluntad. Amén.
GRANDER VISION
To set free . . . that men may tell of the name of the LORD. PSALM 102:20–21
Are you ever afraid to approach the Father—reticent to discover what He really thinks about you? Certainly, interacting with holy God can make anyone feel vulnerable. We see this in the story of Isaiah. The moment he came into the Lord’s presence, he was overwhelmed by his own sinfulness (Isaiah 6:1–7).
However, as we learn from Isaiah’s account, this conviction we feel in His presence is never for our condemnation; rather, it’s meant to set us free, make us stronger, and ready us for a grander vision (v. 8).
God holds out His great love for you—working so that you can be transformed by the power of His Holy Spirit, established in your faith, and prepared for the great plans He has for you. So those feelings of conviction you may have are not God condemning or rejecting you—far from it (Romans 8:1)! He always feels love and forgiveness toward you, regardless of what you’ve done. Rather, your Father is saying your life matters to Him and He sees more in you than you do in yourself. So anytime you fear His presence, remember that! Turn to Him immediately, and experience His love and grander purposes.
Prayer:
Jesus, thank You that Your correction is just that—for refining, not condemning. Send me to do Your will. Amen.