Una devoción que nos sobrepasa

¡Siempre cantaré acerca del amor inagotable del Señor! Jóvenes y ancianos oirán de tu fidelidad. Tu amor inagotable durará para siempre; tu fidelidad es tan perdurable como los cielos. SALMO 89:1-2 

Dios no nos falla en su gran poder y fidelidad; nunca nos da por perdidos y jamás nos abandona a nuestra suerte. Independientemente de nuestras circunstancias o debilidades, su amor por nosotros permanece sólido e inmutable. Su devoción por sus hijos supera la de cualquier padre. No tiene ningún límite y nada podrá cambiar jamás esta devoción por nosotros.

Esta verdad supone una satisfacción abrumadora; cuando tal devoción se ha visto demostrada, ¿qué otra cosa podría atraer nuestras miradas? ¿En qué otro lugar podríamos posar los ojos para encontrar tal belleza y pureza si no es en el rostro de Jesús? Maravillados, reconocemos que sus ojos están fijos en los nuestros: nos ve preciosos, un premio que vale la pena. No podemos merecer su mirada ni escapar a ella. Somos imperfectos, pero él es inamovible en su amor por nosotros.

Oración:
Gracias, Padre, por tu devoción completa hacia mí. Tu amor es mío y podré disfrutarlo para siempre. Ayúdame a permanecer en ese amor.


Overwhelming Devotion

This forever-song I sing of the gentle love of God overwhelming me! Young and old alike will hear about your faithful, steadfast love—never failing! Here’s my chorus: “Your mercy grows through the ages. Your faithfulness is firm, rising up to the skies.” PSALM 89:1-2 

God in his great power and faithfulness never fails us, never gives up on us, and will never leave us alone to fend for ourselves. His love for us remains—regardless of our circumstances or our weaknesses—strong and immovable. His devotion to his children exceeds that of all parents. He is without limits, and nothing can ever change his devotion.

This truth is overwhelmingly satisfying; when such devotion has been proven, what else could attract our gaze? Where else could our eyes find such beauty and purity as they do upon the face of Jesus? In awe, we recognize that his gaze is fixed right back at us, seeing us as a lovely and worthy prize. We can neither deserve this gaze nor escape it. We are flawed, but he is unwavering in his love for us.

Prayer:
Thank you, Father, that you are wholly devoted to me. Your love is mine to enjoy forever. Help me to remain in that love.