¡Un Corazón Quebrantado!

Salmos 34-18

El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado.

Mateo 5:4

Dios bendice a los que sufren, pues él los consolará.

¿Alguna vez te has preguntado cómo puede ser posible que Jesús ponga juntas las palabras dicha y sufrimiento en una misma oración? ¿Acaso no es una contradicción? ¿Es posible ser feliz, dichoso, en medio del sufrimiento? 

La aparente contradicción surge de nuestra experiencia como seres humanos. No podemos unir la dicha, definida como la buena fortuna, la descripción de alguien al que le va bien; junto al sufrimiento. Ambos son como el agua y el aceite, ¿verdad?… Si vemos a alguien que está pasando por un momento duro, difícilmente diríamos: «¡Qué suerte tiene!». ¿No es así? Por el contrario, nuestro primer impulso es el de compadecernos y decir: «Pobrecito, ¡mira lo que le ha pasado! ¡Ay, no quisiera estar en su lugar!».

Y, sin embargo, Jesús llama a esta persona dichosa. Sin lugar a dudas su perspectiva es completamente diferente. Él llama afortunados, dichosos, felices, a los que sufren. ¿Sabes por qué?… Porque recibirán consuelo. 

Cuando usted llega a Jesús con un corazón quebrantado, le muestra sus marcas y sus problemas, Él le transformará por completo, dándole belleza en lugar de cenizas, fuerza en lugar de marcas, y su Gracia para cubrir su debilidad; eso es lo que el hijo pródigo encontró cuando regresó a su casa:

Gracia. Él regresó arrastrándose, sin esperar otra cosa que ser un sirviente en la casa de su padre. Sus actos del pasado le aseguraban que no se merecía ser considerado otra vez un hijo; estaba cubierto de suciedad y deshonra, de vergüenza y culpabilidad, pero su padre le había estado esperando, Jesús dijo:

“Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó” (Lucas 15:20).

El padre entonces hizo que sus sirvientes sacasen la mejor ropa, zapatos para sus pies y un anillo para poner en su mano que indicaba su estatus de familia.

Cuando usted es hijo del Rey, Él espera que vista como le pertenece a Él. Recuerde: ¡El Señor se agrada de que llegaste con tu corazón quebrantado a Él!

Oración:
Señor Jesús, hoy venimos ante ti a través de sacrificios de frutos de labios que proclaman tu nombre, rendidos con un corazón sincero a confesar que tú eres Rey de Reyes, que exaltas al corazón quebrantado, y que haces vivir al espíritu humilde, en el nombre de Jesús, amén.


A Broken Heart!

Psalms 34-18

The Lord is close to those who are broken in heart; he rescues the shattered spirit.

Matthew 5: 4

God blesses those who suffer, for he will comfort them.

Have you ever wondered how Jesus could put the words bliss and suffering together in the same sentence? Isn’t it a contradiction? Is it possible to be happy, blissful, in the midst of suffering?

The apparent contradiction arises from our experience as human beings. We cannot unite happiness, defined as good fortune, the description of someone who is doing well; along with suffering. They are both like water and oil, right? … If we see someone who is going through a hard time, we would hardly say: “How lucky you are!” It is not like this? On the contrary, our first impulse is to feel sorry for ourselves and say: «Poor thing, he looks at what happened to him! Oh, I don’t want to be in his place!

And yet Jesus calls this person happy. Without a doubt, his perspective is completely different. He calls those who suffer fortunate, blissful, happy. Do you know why? … Because they will receive comfort.

When you come to Jesus with a broken heart, show him your marks and your problems, He will completely transform you, giving you beauty instead of ashes, strength instead of marks, and His Grace to cover your weakness; that’s what the prodigal son found when he returned to his house. He crawled back, expecting nothing more than to be a servant in his father’s house. His actions in his past assured him that he did not deserve to be considered a son again; he was covered in filth and dishonor, shame and guilt, but his father had been waiting for him, Jesus said:

“And while he was still far away, his father saw him, and he was moved with mercy, and ran, and fell on his neck, and kissed him” (Luke 15:20).

The father then had his servants take out his best clothes, shoes for his feet, and a ring to put on his hand that indicated his family status.

When you are a child of the King, He expects you to dress as you belong to Him. Remember: The Lord is pleased that you came to Him with a broken heart!

Prayer:
Lord Jesus, today we come before you through the sacrifices of fruits of lips that proclaim your name, rendered with a sincere heart to confess that you are the King of Kings, that you exalt the broken heart, and that you make the humble spirit live, in the name of Jesus, amen.