Salmos 23:1,5
“El Señor es mi pastor; nada me faltará . . . Preparas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios”
Todos experimentamos circunstancias tensas donde nuestra mente se siente pesada y sentimos que estamos bajo ataques. Hay veces cuando queremos luchar y defendernos, o posiblemente rendirnos y darnos por vencidos.
¿Qué hacemos? ¿Cómo ganamos la batalla de la mente?
Si pudieras ordenar tus pensamientos, probablemente podrías decidir qué pasos tomar, pero mantener una mente clara es más difícil de lo que parece. Posiblemente fuiste afectado por las acciones o palabras hirientes de otra persona. Posiblemente el conflicto viene desde adentro. En esos momentos es fácil permitir que entren en nuestras vidas el temor y la desesperación. Mantienes en alto tus defensas. Buscas aliados. Buscas a alguien, cualquiera que pueda ver las cosas como tú. Yo buscaba esto en la respuesta de un amigo.
Él me contestó con un mensaje de texto de una sóla frase: “No dejes de sentarte a la mesa por tomar las migajas que están en el suelo”. No fue el texto que estaba buscando, pero esas pocas palabras cambiaron mi vida. Me mostraron que habían pensamientos que venían de alguien que no era mi Padre Celestial. El enemigo quería que no estuviera sentado en la mesa con mi Señor Jesús,
Mientras leía el Salmo 23 pude verme sentado en una mesa con el Buen Pastor sentado delante de mí. ¿Y la mesa? Estaba justo en medio de mis enemigos. Entendí que mi deber era mantener mis ojos puestos en el Buen Pastor, el único dueño de la mesa; poner mi confianza en aquel que me enseña a descansar en verdes pastos, que me guía por tranquilas aguas y reconforta mi alma.
No podía evitar que el Enemigo rodeara mi mesa, pero en el nombre de Jesús definitivamente si tenía la capacidad de decidir si permitía que el enemigo se sentara. “No tomes las migajas del suelo”, pronto llegó a ser más que una frase útil. Estas palabras se estaban convirtiendo en un arma que me estaba liberando.
Qué increíble es reconocer que el Rey del universo nos está invitando a ti y a mí a sentarnos con Él en su mesa. Es la historia del Buen Pastor que te ve y camina contigo a través del valle. Se trata de cómo Dios dispone una mesa para nutrirte y refrescarte en medio del problema. Este mensaje nos ayuda a mantener bajo control los pensamientos en nuestra cabeza, es un mensaje de victoria.
Tienes el poder, a través de Cristo Jesús, para tomar la autoridad de quién se sienta a tu mesa, para decidir quién tiene influencia sobre tus pensamientos. Eres invitado a una relación íntima con el Todopoderoso. La mesa que Él ha preparado para ti es una mesa de paz, claridad y abundancia. No tienes que dar lugar al Enemigo en tu mesa, ni dejarte llevar por las migajas que te ofrece, que están en el suelo.
Escucha las palabras de Dios para ti en las Escrituras. Tienen vida y poder para romper las fortalezas que te han tenido cautivo por años. Pueden ayudarte a pensar claramente de nuevo. Pueden frenar al Enemigo de tomar un lugar en la mesa preparada para ti y tu Rey.
El Buen Pastor será glorificado cuando Él nos lidera a ganar la batalla en nuestras mentes. ¡Es tiempo de recuperar lo que el Enemigo ha robado!
Oracion:
Amado Dios, hoy me acerco a ti, con un corazón desbordante de esperanza que exclama con devoción: “El Señor es mi pastor, nada me falta”.
Padre celestial, Tú eres mi gran pastor y mi amoroso guía y aunque la tormenta arrecie y la noche sea muy oscura, de nada habré de temer, pues sé que tú siempre estás a mi lado dándome la sabiduría, la fuerza y la fe que necesito para poder salir adelante, aunque las circunstancias sean muy difíciles, en el nombre de Jesús, Amén.
Sitting at the table!
Psalm 23: 1,5
“The Lord is My Shepherd; I will lack nothing. . . You prepare a table before me in the presence of my adversaries “
We all experience tense circumstances where our minds feel heavy and we feel like we are under attack. There are times when we want to fight and defend ourselves, or possibly give up and give up.
What do we do? How do we win the battle of the mind?
If you could collect your thoughts, you could probably decide what steps to take, but keeping a clear mind is more difficult than it sounds. Possibly you were affected by someone else’s hurtful words or actions. Possibly the conflict comes from within. At such times it is easy to allow fear and despair to enter our lives. You keep your defenses up. You are looking for allies. You are looking for someone, anyone who can see things like you. I was looking for this in a friend’s answer.
He replied with a one-sentence text message: “Don’t stop sitting at the table to grab the crumbs that are on the floor.” It wasn’t the text he was looking for, but those few words changed my life. They showed me that there were thoughts that came from someone who was not my Heavenly Father. The enemy wanted me not to be sitting at the table with my Lord Jesus,
As I read Psalm 23 I could see myself sitting at a table with the Good Shepherd sitting in front of me. And the table? I was right in the middle of my enemies. I understood that my duty was to keep my eyes on the Good Shepherd, the sole owner of the table; put my trust in the one who teaches me to rest in green pastures, who guides me through calm waters and comforts my soul.
I couldn’t stop the Enemy from surrounding my table, but in the name of Jesus I definitely had the ability to decide if He would allow the enemy to sit. “Don’t take the crumbs off the ground,” soon became more than a useful phrase. These words were becoming a weapon that was freeing me.
How incredible it is to recognize that the King of the universe is inviting you and me to sit with Him at his table. It is the story of the Good Shepherd who sees you and walks with you through the valley. It’s about how God sets up a table to nurture and refresh you in the midst of trouble. This message helps us keep the thoughts in our head under control, it is a message of victory.
You have the power, through Christ Jesus, to take authority from who sits at your table, to decide who has influence over your thoughts. You are invited into an intimate relationship with the Almighty. The table He has prepared for you is a table of peace, clarity, and abundance. You do not have to give place to the Enemy at your table, or let yourself be carried away by the crumbs that he offers you, which are on the floor.
Hear God’s words to you in Scripture. They have the life and power to break through the strongholds that have held you captive for years. They can help you think clearly again. They can stop the Enemy from taking a place at the table prepared for you and your King.
The Good Shepherd will be glorified when He leads us to win the battle in our minds. It’s time to get back what the Enemy has stolen!
Prayer:
Dear God, today I approach you, with a heart overflowing with hope that exclaims with devotion: “The Lord is my shepherd, I lack nothing.”
Heavenly Father, You are my great shepherd and my loving guide and although the storm rages and the night is very dark, I will have nothing to fear, because I know that you are always by my side giving me the wisdom, strength and faith that I need to be able to move forward, even if the circumstances are very difficult, in the name of Jesus, Amen.