Y he aquí una mujer que tenía un espíritu de enfermedad desde hacía dieciocho años… y de ningún modo podía levantarse. —LUCAS 13:11
Las Escrituras muestran claramente que esta mujer enferma había tratado de levantarse. Las personas que se quedan afuera pueden fácilmente criticar y asumir que a la mujer enferma le falta esfuerzo y fortaleza. Ese no es siempre el caso. Algunas situaciones en las que nos podemos encontrar desafían la fuerza de voluntad.
Nos sentimos incapaces de cambiar.
Las Escrituras dicen que ella “de ninguna manera podía enaltecerse a sí misma”. Eso implica que ella había empleado varios medios de auto-ministerio. ¿No es sorprendente cómo las mismas personas que levantan a innumerables personas a menudo no pueden levantarse a sí mismas?
Este tipo de persona puede ser una torre de fe y oración para los demás, pero impotente ante sus propias limitaciones. Esa persona puede ser en la que los demás confíen. A veces estimamos a los demás más importantes que a nosotros mismos. Siempre nos convertimos en el mártir.
Es maravilloso ser abnegado, pero ¡cuidado con el desdén propio! Si no aplicamos parte de la medicina que usamos en otros para fortalecernos, nuestros pacientes se curarán y estaremos muriendo.
TU VIAJE DE SANACIÓN
Al comenzar su viaje de sanación, tenga cuidado de no caer en la tentación de tratar de levantarse a sí mismo, aunque haya podido levantar a otros con éxito. No puedes hacerlo, así que deja de intentarlo.
Es posible que puedas ayudar a levantar a otros durante sus momentos de enfermedad o temporadas de dificultad, pero para tu propia sanación y libertad debes rendirte por completo a la obra del Espíritu Santo. Deje que Dios sea su Salvador y Sanador en lugar de tratar de hacer este trabajo imposible por sí mismo.
LET GOD BE YOUR RESCUER AND HEALER
And, behold, there was a woman which had a spirit of infirmity eighteen years… and could in no wise lift up herself. —LUKE 13:11
The Scriptures plainly show that this infirm woman had tried to lift herself. People who stand on the outside can easily criticize and assume that the infirm woman lacks effort and fortitude. That is not always the case. Some situations in which we can find ourselves defy willpower.
We feel unable to change.
The Scriptures say that she “could in no wise lift up herself.” That implies she had employed various means of self-ministry. Isn’t it amazing how the same people who lift up countless others often cannot lift themselves?
This type of person may be a tower of faith and prayer for others, but impotent when it comes to her own limitations. That person may be the one others rely upon. Sometimes we esteem others more important than ourselves. We always become the martyr.
It is wonderful to be self-sacrificing, but watch out for self-disdain! If we don’t apply some of the medicine that we use on others to strengthen ourselves, our patients will be healed and we will be dying.
YOUR HEALING JOURNEY
As you begin your healing journey, be careful not to fall prey to the temptation of trying to lift yourself—even though you’ve been able to lift others up successfully. You can’t do it, so stop trying.
You may be able to help lift up others during their times of infirmity or seasons of difficulty, but for your own healing and freedom you must completely surrender to the Holy Spirit’s work. Let God be your Rescuer and Healer rather than you trying to do this impossible work by yourself.