Juan 10:10
El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.
Existe una tendencia crónica a reducir al Señor a dimensiones humanas, a expresarlo en un marco de ideas dóciles. La razón humana busca comprender, reducirlo todo a sus propios términos. Pero Dios es Dios.
Él sobrepasa y trasciende todo concepto, apreciación y expectativa humana. Él está más allá de lo que podemos analizar o imaginar. Por este motivo Dios se presenta como un escándalo para los hombres y mujeres, simplemente porque una mente finita no puede comprenderlo.
Jesús nos llama a abrir nuestra mente y nuestro corazón, a renunciar a los estándares humanos de justicia, misericordia, amor, rectitud y honestidad. Para un discípulo de Jesús, el proceso de crecimiento espiritual implica desestimar gradualmente la imagen ficticia del Señor y abrirse progresivamente al verdadero Dios viviente.
Jesús nos llama a rechazar aquel dios de temor y de ira, a aquel dios distante para quien todos los no cristianos son inútiles; que envía a todos los paganos al infierno; que concede una franquicia de la salvación a ciertas denominaciones.
Las parábolas de Jesús revelan a un Dios que es habitualmente demasiado generoso con su perdón y su gracia. Lo muestra como al prestamista que perdona deudas, como al pastor que busca a una oveja perdida, como al juez que oye la oración de un recaudador de impuestos. En las historias de Jesús, el perdón divino no depende de nuestro arrepentimiento, ni de nuestra habilidad para amar a nuestros enemigos ni de nuestros actos heroicos y virtuosos. El perdón del Señor depende solo del amor con el cual formó a la raza humana.
El Señor no condena sino que perdona. El pecador es aceptado inclusive antes de que se arrepienta. El perdón lo tiene asegurado; solo tiene que aceptarlo. Esta es la verdadera amnistía, gratis. El Evangelio de Jesucristo es la historia de amor entre Dios y nosotros. Comienza con un perdón incondicional: la única condición es la fe. El cristianismo comienza cuando los hombres y mujeres experimentan la confianza y la seguridad inalterable que proviene de conocer a Jesucristo el Hijo de Dios.
Oración:
Padre cuan grande y maravilloso eres tu mi Dios, nuestra mente finita no alcanza a comprender la magnitud de tu inmensurable amor y perdón para nosotros, que somos pecadores, gracias por amarnos aun cuando estábamos perdidos y no teníamos valor en este mundo, por eso hoy renunciamos a todos los estándares humanos, que no nos permite ver como realmente eres, abrimos nuestra mente y corazón para que tu verdad, tu esencia, tu carácter, tu justicia se revele en nuestras vidas, en el nombre de Jesús. ¡Amén!.
Our True God
John 10:10
The purpose of the thief is to steal and kill and destroy; my purpose is to give them a full and abundant life.
There is a chronic tendency to reduce the Lord to human dimensions, to express it within a framework of docile ideas. Human reason seeks to understand, to reduce everything to its own terms. But God is God.
He surpasses and transcends all human concepts, appreciation, and expectation. He is beyond what we can analyze or imagine. For this reason, God presents himself as extraordinary for men and women, simply because a finite mind cannot understand it.
Jesus calls us to open our mind and our heart, to renounce human standards of justice, mercy, love, righteousness, and honesty. For a disciple of Jesus, the process of spiritual growth involves gradually rejecting the fictitious image of the Lord and progressively opening itself to the true living God.
Jesus calls us to reject that god of fear and anger, that distant god for whom all non-Christians are useless; that he sends all pagans to hell; that he grants a franchise of salvation to certain denominations.
Jesus’ parables reveal a God who is usually too generous with his forgiveness and grace. It shows him as the lender who forgives debts, as the pastor who looks for a lost sheep, as the judge who hears the prayer of a tax collector. In the stories of Jesus, divine forgiveness does not depend on our repentance, our ability to love our enemies, or our heroic and virtuous acts. The forgiveness of the Lord depends only on the love on which he formed the human race with.
The Lord does not condemn but forgives. The sinner is accepted even before he repents. He has secured your forgiveness; you just have to accept it. This is the real amnesty, free of charge. The Gospel of Jesus Christ is the story of love between God and us. It begins with unconditional forgiveness: The only condition is faith. Christianity begins when men and women experience the unalterable confidence and security that comes from knowing Jesus Christ the Son of God.
Prayer:
Father how great and wonderful you are my God. Our finite mind cannot understand the magnitude of your immeasurable love and forgiveness for us, who are sinners. Thank you for loving us even when we were lost and had no value in this world, that is why today we renounce all human standards, which do not allow us to see how you really are, we open our mind and heart so that your truth, your essence, your character, your righteousness may be revealed in our lives, in the name of Jesus, Amen!