Nuestro suplidor

Filipenses 4:19
Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.


Sea que le sirvamos a Dios o no, Su provisión nos sostiene. Podemos fingir que no existe. Podemos ignorar Su voz, Sus invitaciones a entrar a Su presencia. Sin embargo, no podemos escapar el hecho de que nosotros (cada persona) estamos sobreviviendo y prosperando debido a la provisión directa del Padre cada momento de nuestras vidas. Incluso las personas que no profesan depender de Dios Todopoderoso dependen completamente de Él. Con relación a esto, estamos en el mismo barco: el barco de completa dependencia en Dios. «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (Santiago 1:17). No sé tú, pero creo que respirar es algo bueno y perfecto. Tengo la certeza de que al inhalar respiraré oxígeno. Gracias a Dios por eso.

Con esto en mente, hablemos de la necesidad de la provisión terrenal y cómo nos impacta la provisión celestial. Dicho de manera sencilla, toda bendición que hemos recibido proviene directamente de la mano de Dios. No tenemos nada por mérito propio. Un millonario por mérito propio, un empresario por mérito propio, director ejecutivo por mérito propio, una persona de posición, poder o popularidad por mérito propio es algo igual de mítico que los unicornios y las hadas. Hacen que las historias sean más interesantes, pero simplemente no existen. «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces».

Oración:
¡Padre bueno! Gracias por tu inmenso amor y dádivas inigualables que nos regalas
día a día, gracias por los dones, talentos y todas las capacidades que nos has permitido tener; danos de tu sabiduría para poder ponerlas en practica y al servicio de los que me rodean, mostrando tu amor y misericordia para con todos, en el nombre de Jesús. ¡Amén!


Our supplier

Philippians 4:19

And this same God who cares for me will supply all that you need, of the glorious riches that He has given us through Christ Jesus.

Whether we serve God or not, His provision sustains us. We can pretend it doesn’t exist. We can ignore His voice, His invitations to enter His presence. However, we cannot escape the fact that we (each person) are surviving and thriving because of the Father’s direct provision every moment of our lives. Even people who do not profess to depend on Almighty God are completely dependent on Him. In relation to this, we are in the same boat: the ship of complete dependence on God. “Every good gift and every perfect gift descends from on high, from the Father of lights, in whom there is no change, no shadow of variation” (James 1:17). I don’t know about you, but I think breathing is a good and perfect thing. I am certain that when I inhale I will breathe oxygen. Thank God for that.

With this in mind, let’s talk about the need for earthly provision and how heavenly provision impacts us. Simply put, every blessing we have received comes directly from the hand of God. We have nothing on our own merit. A millionaire on his own merit, an entrepreneur on his own merit, ceo on his own merit, a person of position, power or popularity on his own merit is something as mythical as unicorns and fairies. They make stories more interesting, but they just don’t exist. “Every good gift and every perfect gift descends from on high, from the Father of lights.”

Prayer:
Good Father! Thank you for your immense love and unparalleled gifts that you give us day by day, thank you for the gifts, talents and all the abilities that you have allowed us to have; give us your wisdom to be able to put them into practice and at the service of those around me, showing your love and mercy to all, in the name of Jesus. Amen!