La debilidad de Dios es más fuerte que la mayor fuerza humana.
1 CORINTIOS 1:25 (NTV)
A lo largo de los años, he visto que por lo general son las personas más dotadas y seguras de sí mismas las que tienen más dificultades para someterse a Dios. Aquellos que están satisfechos con lo que tienen rara vez buscan al Señor para que les dé poder. Usualmente, a menos que ocurra algo malo, no reconocen la necesidad de hacerlo. Al contrario, dirán: «Dios, puedes quedarte con estas partes menores de mi vida, pero en esta área soy bueno. Esto me lo reservo para mí. Yo me encargo». No saben, o no pueden saber, lo que se están perdiendo, porque no sienten que les falte nada.
Eso no quiere decir que debamos despreciar o ignorar nuestros logros, talentos o habilidades. El problema no es tenerlos, sino confiar en ellos. Cuando confiamos en nosotros mismos, estamos limitados por lo que podemos hacer, lo que nunca es suficiente. Sin embargo, cuando nos rendimos a Jesús y le permitimos que obre a través de nosotros, Él hace «todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos» (Efesios 3:20).
Nunca saldrás perdiendo cuando le entregues todo a Dios. Y todo lo que le rindas, te lo devolverá con creces. Así que confía en Él y encuentra el verdadero gozo, éxito y plenitud.
Oración:
Jesús, te lo entrego todo a ti. Obra a través de mí, mi Salvador. Amén.
Abundantly Beyond
God’s weakness is stronger than the greatest of human strength.
1 CORINTHIANS 1:25 NLT
Through the years I have seen that it’s often the most gifted, self-confident people who have the worst difficulty yielding to God. Those who are satisfied with what they have rarely look to the Lord to empower them. Usually, unless something bad happens, they don’t recognize the need to. On the contrary, they’ll say, “God, you can have these lesser parts of my life, but this one area—I’m good at this. I reserve this for myself. I’ve got this.” They don’t—they can’t—know what they’re missing because they don’t feel that they lack anything.
This is not to say we should despise or ignore our accomplishments, talents, or skills. The problem is not in having them but in relying on them. When we trust in ourselves, we are limited by what we can do—which is never enough. However, when we surrender to Jesus and allow Him to work through us, He does “far more abundantly beyond all that we ask or think” (Ephesians 3:20).
You will never lose when you surrender your all to God. And whatever you submit to Him, He returns to you in great abundance. So rely on Him and find true joy, success, and fulfillment.
Prayer:
Jesus, I surrender all to You—work through me, my Savior. Amen.