Limpia

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. SALMO 51:1-2 (RV60) 

Todos deberíamos ansiar ser purificados de nuestros pecados, porque en esta limpieza de nuestra iniquidad, Dios nos acerca a él. Nuestro pecado puede ser algo a lo que nos aferramos con todas nuestras fuerzas, pero cuando lo comparamos con el tesoro de la cercanía con el Padre, de inmediato pierde su valor.


Dios no endurece su corazón ante un creyente arrepentido. Cuando le rogamos con remordimiento genuino, él nos rocía con su misericordia y amor, limpia nuestro pecado y nos restaura para volver a tener una relación recta con él.


Oración:
Ten misericordia de mí, Dios. Quita mi pecado y límpiame para poder estar más cerca de ti.


Cleansed

Have mercy upon me, O God, According to Your lovingkindness; According to the multitude of Your tender mercies, Blot out my transgressions. Wash me thoroughly from my iniquity, And cleanse me from my sin. 
PSALM 51:1-2 NKJV 

We should all long to be purified of our sin because it is in the cleansing from our iniquity that we are brought nearer to God. Our sin may be precious to us, but when we compare it to the treasure of closeness with the Father, it instantly loses its worth.

God doesn’t harden his heart to a repentant believer. When we cry out to him in genuine remorse, he lavishes us with his mercy and love, washing us of our sin and restoring us to right relationship with him.

Prayer:
Have mercy on me, God. Remove my sin from me and cleanse me so that I can be closer to you.