Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. SALMO 126:5 (RV60)
En momentos de tristeza, ya sea porque te acaban de partir el corazón o al recordar una ruptura lejana, puede que te parezca que el dolor no termina nunca. No hay palabras de consuelo, por muy bien intencionadas o verdaderas que sean, que puedan llevarse ese sufrimiento.
Estos son los momentos en los que lo único que tenemos que hacer es encaramarnos al regazo de nuestro Abba y permitir que su amor y sus promesas nos envuelvan para consolarnos. Él no nos dice cuándo, pero sí que nos lo asegura: volverá a haber un momento en nuestras vidas en el que gritaremos de gozo.
Oración:
Padre, hay días que simplemente me sobrepasan. Este mundo nos trae tantas dificultades, problemas y tristezas que lo único que quiero es envolverme en tu abrazo. ¡Y qué maravilla es saber que puedo hacerlo! Tú me abrazas con fuerza y me susurras tus promesas al oído: «Volverás a reír. Puede que hoy llores, pero un día volverás a gritar de alegría».
Tears Turn to Joy
Those who sow in tears shall reap with shouts of joy! PSALM 126:5 ESV
In times of sadness, whether from a fresh heartbreak or the memory of a distant one, it can seem like the pain will never end. No words of comfort, no matter how true or well-intentioned, can take away the ache.
These are the times we need only to crawl into our Abba’s lap and allow his love and promises to envelop us in comfort. He won’t say when, but he does assure us: we will shout again for joy.
Prayer:
Father, there are days it is just too much. This world brings so much difficulty, challenge, and sadness; I just want to lie in your arms. How wonderful to know that I can! You hold me tightly and whisper your promises in my ear: “You will laugh again. You might cry today, but one day, you will shout for joy.”