LA LEY DE CAUSA Y EFECTO

El que siembra escasamente, también segará escasamente, y el que siembra generosamente, generosamente también segará. —2 CORINTIOS 9:6


Debido a que la ley de causa y efecto está continuamente en acción, siempre hay una causa interna para cada efecto externo. Tu mundo exterior es un resultado directo de tu mundo interior. Cada circunstancia en la vida es el resultado de una elección, y cada elección es el resultado de un pensamiento. Todas esas cosas que llenan tu mente tienen las llaves de tu realidad. Tus pensamientos proporcionan el combustible para tus palabras, y tus palabras proporcionan el combustible para tu mundo.

Oración:
Señor, según Tu Palabra, declaro que mis pensamientos están gobernados solo por “cosas verdaderas, nobles, respetables, auténticas, convincentes, llenas de gracia, lo mejor, no lo peor; lo bello, no lo feo; cosas para alabar, no cosas para maldecir” (Filipenses 4:8–9, El Mensaje). No olvidaré Tus caminos ni abandonaré la misericordia y la verdad. Como resultado, mi día estará lleno de paz y hallaré gracia ante Dios y los hombres (Prov. 3:1–4). En el nombre de Jesús, amén.


THE LAW OF CAUSE AND EFFECT

He who sows sparingly will also reap sparingly, and he who sows bountifully will also reap bountifully. —2 CORINTHIANS 9:6


Because the law of cause and effect is continually at work, there is always an inner cause for every outer effect. Your outer world is a direct result of your inner world. Every circumstance in life is a result of a choice—and every choice is the result of a thought. All those things that fill your mind hold the keys to your reality. Your thoughts provide the fuel for your words, and your words provide the fuel for your world.

Prayer:
Lord, according to Your Word, I declare that my thoughts are governed only by “things true, noble, reputable, authentic, compelling, gracious—the best, not the worst; the beautiful, not the ugly; things to praise, not things to curse” (Phil. 4:8–9, The Message). I will not forget Your ways or forsake mercy and truth. As a result, my day will be filled with peace, and I will find favor with God and man (Prov. 3:1–4). In the name of Jesus, amen.