«¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!»… Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos». Respondiendo El, dijo: «Os digo que si éstos callan, las piedras clamarán».
(LUCAS 19.38–40, LBLA)
¿Has sentido alguna vez que estabas a punto de estallar de gozo? ¿Como en la milady de una canción de adoración, mientras observas un ocaso espectacular, o en medio de una carcajada con tu mejor amigo? Esa es la forma en que Jesús entró en Jerusalén. Quienes lo conocían y lo amaban estaban que estallaban absolutamente de gozo. No podían contenerse; alababan a Jesús a todo pulmón.
Nada podía quitarles el gozo de aquel momento. Jesús incluso afirmó que las piedras empezarían a cantar si las personas dejaban de hacerlo.
En ocasiones podrías pensar que la interacción con Jesús debe ser callada y con reverencia. Y, ciertamente, hay momentos más tranquilos que otros. Pero Dios te hizo para el gozo vibrante y la alabanza en voz alta. Creó tu risa feliz, tu amor efusivo y los gritos de entusiasmo. ¿Te sorprende? Ama nuestros sentimientos y nuestra interacción con él por medio de la adoración.
La próxima vez que sientas la alabanza a punto de rebosar o el gozo que parece ampliar tu sonrisa e iluminar tus ojos, deja que Dios disfrute de ella. No permitas que las piedras roben el momento que podrías estar compartiendo con Dios. Alábalo desde la punta de los pies hasta la capacidad máxima de tus pulmones.
Oración:
Señor, me encanta que seas un Dios expresivo. Nos diste la risa, el gozo y la felicidad. Cantaré tus alabanzas, porque te amo.
Day 86 – Full Up and Overflowing
“Blessed is the king who comes in the name of the Lord!” … Some of the Pharisees in the crowd said to Jesus, “Teacher, rebuke your disciples!” “I tell you,” he replied, “if they keep quiet, the stones will cry out.”
(LUKE 19:38−40)
Ever feel like you’re about to burst with joy? Like in the middle of a worship song, while watching a spectacular sunset, or in the midst of roaring laughter with a best friend? That’s the way it was when Jesus rode into Jerusalem. Those who knew him and loved him were absolutely bursting with joy. They couldn’t contain themselves—they praised Jesus at the top of their lungs.
Nothing could take away the joy of the moment. Jesus even said the rocks would start singing if the people stopped.
Sometimes you might think of interaction with Jesus as subdued and quiet. And there are certainly moments that are quieter than others. But God wired you for exciting joy and loud praise. He created your happy laughter, gushy love, and squealing excitement. Does that surprise you? He loves our feelings and our interaction with him through worship.
Next time you feel praise bubbling up or joy that seems to broaden your smile and light up your eyes, let God know about it. Don’t let the rocks steal the moment you could be sharing with God. Praise him from the bottom of your toes to the top of your lungs.
Prayer:
Lord, I love that you are an expressive God. You gave us laughter and joy and happiness. I will sing your praises because I love you.