DÍA 7 / 3ra Parte – El porqué de todo

Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad.

JUAN 1:14 (DHH)

Nuestra segunda gran responsabilidad en esta tierra es aprender a amar como Dios ama, porque Dios es amor, y así lo honramos. Jesús nos dijo: «Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros».

Glorificamos a Dios cuando nos asemejamos más a Cristo. Cuando nacemos en la familia de Dios, él quiere que crezcamos hasta alcanzar la madurez espiritual. ¿Qué significa esto? La madurez espiritual consiste en pensar, sentir y actuar como lo haría Jesús. Cuanto más desarrollemos nuestro carácter conforme al de Cristo, más reflejaremos la gloria de Dios. La Escritura afirma que «somos como un espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él».

Dios nos dio una vida y una naturaleza nuevas cuando aceptamos a Cristo. De ahora en adelante, por el resto de nuestra vida sobre esta tierra, Dios quiere continuar el proceso de transformación de nuestro carácter. La Biblia dice que podemos ser «llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios». Entonces Dios recibirá la gloria.

Glorificamos a Dios cuando servimos a los demás con nuestros dones. Dios nos diseñó a cada uno de nosotros de forma única en cuanto a talentos, dones, habilidades y aptitudes. La manera en que has sido «estructurado» no es casual. Dios no te dotó de aptitudes para propósitos egoístas. Cuentas con estas facultades para beneficio de otros, así como las otras personas cuentan con aptitudes para tu beneficio. La Biblia dice: «Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas… el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo».

Glorificamos a Dios cuando les testificamos a los demás. Dios no quiere que su amor y sus propósitos sean un secreto. Una vez que conocemos la verdad, espera que la comuniquemos a los demás. ¡Qué gran privilegio! Podemos presentarles a Jesús, ayudarles a descubrir su propósito y prepararlos para la eternidad. La Biblia afirma que a medida que «la gracia… está alcanzando a más y más personas… [abunda] la acción de gracias para la gloria de Dios».

Reflection:

Glorificamos a Dios cuando lo adoramos, amamos a los demás creyentes, nos asemejamos más a Cristo, servimos a los demás con nuestros dones y testificamos a otros.


DAY 7/Part 3th – The Reason for Everything

The Word became human and lived among us. We saw his glory. It was the glory that the Father shares with his only Son, a glory full of kindness and truth. JOHN 1:14 (GWT)

It Is your responsibility to learn how to love as God does, because God is love, and it honors him. Jesus said, “As I have loved you, so you must love one another. By this all men will know that you are my disciples, if you love one another.”

We bring God glory by becoming like Christ. Once we are born into God’s family, he wants us to grow to spiritual maturity. What does that look like? Spiritual maturity is becoming like Jesus in the way we think, feel, and act. The more you develop Christlike character, the more you will bring glory to God. The Bible says, “As the Spirit of the Lord works within us, we become more and more like him and reflect his glory even more.”

God gave you a new life and a new nature when you accepted Christ. Now, for the rest of your life on earth, God wants to continue the process of changing your character. The Bible says, “May you always be filled with the fruit of your salvation — those good things that are produced in your life by Jesus Christ — for this will bring much glory and praise to God.”

We bring God glory by serving others with our gifts. Each of us was uniquely designed by God with talents, gifts, skills, and abilities. The way you’re “wired” is not an accident. God didn’t give you your abilities for selfish purposes. They were given to benefit others, just as others were given abilities for your benefit. The Bible says, “God has given gifts to each of you from his great variety of spiritual gifts. Manage them well so that God’s generosity can flow through you. . . . Are you called to help others? Do it with all the strength and energy that God supplies. Then God will be given glory.”

We bring God glory by telling others about him. God doesn’t want his love and purposes kept a secret. Once we know the truth, he expects us to share it with others. This is a great privilege — introducing others to Jesus, helping them discover their purpose, and preparing them for their eternal destiny. The Bible says, “As God’s grace brings more and more people to Christ, . . . God will receive more and more glory.”

Reflection:

We bring God glory by worshiping him, loving other believers, becoming like Christ, serving others with our gifts, and telling others about him.