Día 32 / 2da Parte • Usa lo que Dios te ha dado

No actúes desconsideradamente, sino trata de encontrar y hacer lo que sea que el Señor quiere que hagas.

EFESIOS 5:17 (BAD)

La mejor manera de descubrir tus dones y habilidades es experimentando en las diferentes áreas de servicio. ¡Yo pude haber tomado cientos de exámenes para determinar mis dones y habilidades cuando era joven y nunca haber descubierto que recibí el don de la enseñanza, porque nunca enseñé! Solo después de que comencé a aceptar oportunidades para hablar fue que vi más resultados, recibí la confirmación de otros, y me di cuenta de que Dios me había dotado para que hiciera eso.

Muchos libros llegan a descubrir este proceso al revés. Enseñan: «Descubre tu don espiritual para que conozcas qué ministerio se supone que tienes». Realmente esto opera de manera opuesta. Comienza sirviendo, experimenta en diferentes ministerios y descubrirás tus dones. Hasta que realmente no te involucres en el servicio, no sabrás para qué eres bueno.

Tienes docenas de habilidades y dones escondidos que no sabes que posees porque nunca los has puesto a prueba. Así que te exhorto a que hagas cosas que nunca antes has hecho. No importa cuán viejo seas, te insto a que no dejes de experimentar. He conocido a muchas personas que han descubierto talentos escondidos a sus setenta y ochenta años. ¡Conocí a una corredora de noventa años que ganó una carrera de diez kilómetros sin descubrir que disfrutaba correr hasta que llegó a los setenta y ochos años de edad!

No trates de encontrar tus dones antes de enrolarte a servir en algo. Simplemente, empieza a servir ya. Descubre tus dones involucrándote en el ministerio. Intenta enseñar, dirigir, organizar, tocar un instrumento o trabajar con los jóvenes. Nunca sabrás para qué eres bueno hasta que lo intentes. Si no funciona, llámalo «experimento», no fracaso. Con el tiempo descubrirás para qué eres bueno.

Considera las oportunidades y la personalidad. Pablo aconsejó: «Haz una exploración cuidadosa de quién eres y el trabajo que estás haciendo para que entonces te sumerjas en él». Repito, esto ayuda a recibir las opiniones de los que mejor te conocen. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué es lo que realmente disfruto hacer? ¿Cuándo me siento vivo completamente? ¿Qué es lo que hago cuando pierdo la noción del tiempo? ¿Me gusta la rutina o la variedad? ¿Prefiero servir en equipo o por mí mismo? ¿Soy introvertido o extrovertido? ¿Soy más pensador que perceptivo? ¿En qué disfruto más, compitiendo o cooperando?

Examina tus antecedentes y extrae las lecciones que aprendiste. Revisa tu vida y piensa en cómo ha sido formada. Moisés les dijo a los israelitas: «Recuerden hoy lo que han aprendido acerca del Señor a través de sus experiencias con él». Olvidar las experiencias no es bueno. Esta es una buena razón para mantener un diario espiritual. Pablo, preocupado por los creyentes de Galacia, no podía desaprovechar el dolor que ellos habían pasado, así que les dijo: «¿Fueron todas sus experiencias desaprovechadas? ¡Espero que no!».

Reflexión:

Hasta que realmente no te involucres en el servicio, no sabrás para qué eres bueno.


DAY 32/Second part • Using What God Gave You

Don’t act thoughtlessly, but try to find out and do whatever the Lord wants you to. EPHESIANS 5:17 (LB)

You have dozens of hidden abilities and gifts you don’t know you’ve got because you have never tried them out. So I encourage you to try doing some things you have never done before. No matter how old you are, I urge you to never stop experimenting. I have met many people who discovered hidden talents in their seventies and eighties. I know a woman in her nineties who runs and wins 10K races and didn’t discover that she enjoyed running until she was seventy-eight!

Don’t try to figure out your gifts before volunteering to serve somewhere. Just start serving. You discover your gifts by getting involved in ministry. Try teaching or leading or organizing or playing an instrument or working with teenagers. You will never know what you’re good at until you try. When it doesn’t work out, call it an “experiment,” not a failure. You will eventually learn what you’re good at.

Consider your heart and your personality. Paul advised, “Make a careful exploration of who you are and the work you have been given, and then sink yourself into that.”  Again, it helps to get feedback from those who know you best. Ask yourself questions: What do I really enjoy doing most? When do I feel the most fully alive? What am I doing when I lose track of time? Do I like routine or variety? Do I prefer serving with a team or by myself? Am I more introverted or extroverted? Am I more a thinker or a feeler? Which do I enjoy more — competing or cooperating?

Examine your experiences and extract the lessons you have learned. Review your life and think about how it has shaped you. Moses told the Israelites, “Remember today what you have learned about the LORD through your experiences with him.”  Forgotten experiences are worthless; that’s a good reason to keep a spiritual journal. Paul worried that the believers in Galatia would waste the pain they had been through. He said, “Were all your experiences wasted? I hope not!”

Reflection:

You will never know what you’re good at until you try.