Día 25 • 3ra Parte – Transformados por los problemas

En los momentos de sufrimiento aprendemos cosas acerca de Dios que no podríamos aprender de otra manera.

A menudo la Biblia compara las pruebas con el fuego de una refinería de metales que funde las sustancias para quitar las impurezas. Pedro dijo: «Estos problemas vienen a demostrar que su fe es pura. Esta fe vale mucho más que el oro». A un platero le preguntaron: «¿Cómo sabe usted cuándo la plata es pura?». Él contestó: «Cuando me veo reflejado en ella». Una vez que has sido refinado por las pruebas, la gente puede ver reflejado a Jesús en ti. Santiago dijo: «Bajo la presión, su vida de fe queda al descubierto y muestra sus colores verdaderos».

Ya que la intención de Dios es hacerte como Jesús, te llevará a través de las mismas experiencias que atravesó su Hijo, incluidas la soledad, la tentación, el estrés, la crítica, el rechazo y muchos otros problemas. La Biblia afirma que Jesús «aprendió la obediencia por lo que padeció» y «fue perfeccionado por el sufrimiento». ¿Por qué habría de eximirnos Dios de lo que le permitió experimentar a su propio Hijo? Pablo dijo: «Nosotros pasamos exactamente por lo mismo que atraviesa Cristo. ¡Si pasamos por tiempos difíciles con él, entonces seguramente pasaremos por los tiempos buenos con él!».

Cómo enfrentar los problemas como Cristo

Los problemas no producen automáticamente los resultados que Dios quiere. Muchas personas se vuelven amargadas, en vez de mejorar, y nunca crecen. Tú tienes que responder de la manera en que Jesús lo hubiera hecho.

Recuerda que el plan de Dios es bueno. Dios sabe lo que es mejor para ti y en su corazón tiene presente tus mejores intereses. Dios le dijo a Jeremías: «Los planes que tengo para ustedes [son] planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza». José entendió esta verdad cuando les dijo a sus hermanos que lo habían vendido como esclavo: «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios trasformó ese mal en bien». Ezequías se hizo eco del mismo sentimiento al referirse a su enfermedad mortal: «Fue por mi propio bien que yo pasé ese tiempo tan difícil». Siempre que Dios te diga no a tu pedido de alivio, recuerda: «Dios está haciendo lo mejor para nosotros, entrenándonos para vivir para él de la mejor y más santa manera».

Es vital que te concentres en el plan de Dios, no en tu dolor o tu problema. Así es como Jesús soportó el dolor de la cruz, y así se nos insta a seguir su ejemplo: «Mantengamos fijos los ojos en Jesús que, sin importarle lo oprobioso de tal muerte, estuvo dispuesto a morir en la cruz porque sabía el gozo que tendría después». Corrie ten Boom, que estuvo recluida y sufriendo en un campo de concentración nazi, explicó el poder del pensamiento concentrado: «Si miras al mundo, te afligirás. Si miras tu interior, te deprimirás. Pero si miras a Cristo, ¡reposarás!». Tu enfoque determina tus sentimientos. El secreto de la paciencia es recordar que tu dolor es temporal, pero tu recompensa será eterna. Moisés soportó una vida de problemas «porque tenía la mirada puesta en la recompensa». Pablo resistió las penalidades de la misma manera. Él dijo: «Nuestros problemas presentes son bastante pequeños y no durarán mucho tiempo. ¡Sin embargo, producen para nosotros una gloria inmensamente grande que durará para siempre!».

Reflexión:

Los problemas nos obligan a mirar a Dios y depender de él más que de nosotros mismos.


DAY 25/Third part – Transformed by Trouble

We learn things about God in suffering that we can’t learn any other way.

The Bible often compares trials to a metal refiner’s fire that burns away the impurities. Peter said, “These troubles come to prove that your faith is pure. This purity of faith is worth more than gold.”  A silversmith was asked, “How do you know when the silver is pure?” He replied, “When I see my reflection in it.” When you have been refined by trials, people can see Jesus’ reflection in you. James said, “Under pressure, your faith-life is forced into the open and shows its true colors.” 

Since God intends to make you like Jesus, he will take you through the same experiences Jesus went through. That includes loneliness, temptation, stress, criticism, rejection, and many other problems. The Bible says Jesus “learned obedience through suffering” and “was made perfect through suffering.”  Why would God exempt us from what he allowed his own Son to experience? Paul said, “We go through exactly what Christ goes through. If we go through the hard times with him, then we’re certainly going to go through the good times with him!” 

Responding to Problems as Jesus Would

Problems don’t automatically produce what God intends. Many people become bitter, rather than better, and never grow up. You have to respond the way Jesus would.

Remember that God’s plan is good. God knows what is best for you and has your best interests at heart. God told Jeremiah, “The plans I have for you [are] plans to prosper you and not to harm you, plans to give you hope and a future.”  Joseph understood this truth when he told his brothers who had sold him into slavery, “You intended to harm me, but God intended it for good.”  Hezekiah echoed the same sentiment about his life-threatening illness: “It was for my own good that I had such hard times.”  Whenever God says no to your request for relief, remember, “God is doing what is best for us, training us to live God’s holy best.”

It Is vital that you stay focused on God’s plan, not your pain or problem. That is how Jesus endured the pain of the cross, and we are urged to follow his example: “Keep your eyes on Jesus, our leader and instructor. He was willing to die a shameful death on the cross because of the joy he knew would be his afterwards.” Corrie ten Boom, who suffered in a Nazi death camp, explained the power of focus: “If you look at the world, you’ll be distressed. If you look within, you’ll be depressed. But if you look at Christ, you’ll be at rest!”  Your focus will determine your feelings.

Reflection:

Problems also force us to look to God and to depend on him instead of ourselves.