
Me dije a mí mismo: «Mientras esté ante gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca.» Así que guardé silencio, me mantuve callado. ¡Ni aun lo bueno salía de mi boca!
(SALMOS 39.1–2A)
Si tu padre te indicara: «Ponte la cremallera», cerrarías de inmediato la boca, porque entiendes que está hablando en serio. ¿Alcanzas a imaginar lo callado que estarías si de verdad te pusieran una cremallera en la boca? Podrías emitir una especie de zumbido o hacer ruidos, pero no podrías pronunciar una sola palabra.
El rey David se sujetaba la lengua cuando estaba cerca de gente malvada. Sin embargo, siendo el rey, ¿por qué debería preocuparse de lo que decía delante de otros? Porque no quería verse absorbido por las malas conversaciones.
Cuando te encuentras con niños malvados, engreídos o acosadores, puedes caer en el insulto o en hablar mal de otros o reírte de los chistes verdes que nunca contarías en casa. La presión de ir con otros chicos puede acercarse sigilosamente a ti. Antes de que te des cuenta, maldices, insultas a un amigo o te ríes a espaldas de alguien; y lamentarás esas palabras. Nunca sabes cuándo una conversación puede estropearse, así que practica el ponerte un bozal en la boca. Cuenta hasta diez antes de estar de acuerdo, disentir o decir algo malvado. Cuanto más tiempo mantengas tus labios bien cerrados, menos probable será que de tu boca salgan esas palabras mal intencionadas.
Después de todo, si no tienes nada agradable que decir, saca el bozal o ponte la cremallera.
Oración
Señor, no es fácil mantener la boca cerrada cuando otros chicos están diciendo cosas malas. Te ruego que me recuerdes que debo refrenar mi lengua o no decir más que buenas cosas, cuando quienes me rodean hablan más de la cuenta.
Day 172 – If You Can’t Say Something Nice …
I said, “I will watch my ways and keep my tongue from sin; I will put a muzzle on my mouth while in the presence of the wicked.” So I remained utterly silent, not even saying anything good. (PSALM 39:1−2A)
If your dad said, “Put a muzzle on it,” you’d close your mouth immediately because your dad probably means business. Can you imagine how quiet you’d be if you actually put a muzzle on? You could hum or make noises, but you wouldn’t get a word out.
King David held his tongue when he was around evil people. But if he was the king, why would he be worried about what he said around others? Because he didn’t want to be sucked into bad conversation.
When you’re around kids who are mean, stuck up, or bullies, you can get sucked into insulting or badmouthing others or laughing at dirty jokes that you’d never say at home. The pressure to go along with other kids can sneak up on you. Before you know it, you cuss, insult a friend, or snicker behind someone’s back—and those are regrettable words. You never know when a conversation can go bad, so practice muzzling your mouth. Count to ten before you agree, disagree, or say something mean. The longer you keep your lips tightly closed, the less likely it is that wrong words will come out of your mouth.
After all, if you don’t have something nice to say, pull out a muzzle.
Prayer
Lord, it’s not easy to keep my mouth shut when other kids are saying mean things. Please remind me to hold my tongue or to say only good things when those around me are mouthing off.