Día 14 • Cuando Dios parece Distante

El SEÑOR ha escondido su rostro del pueblo… pero yo esperaré en él, pues en él tengo puesta mi esperanza. ISAÍAS 8:17 (NVI)

DIOS ES REAL, SIN IMPORTAR CÓMO TE SIENTAS.

Cuando las cosas marchan bien en nuestra vida, es fácil adorar a Dios: cuando nos ha provisto alimento, amigos, familia, salud y alegría. Pero las circunstancias no siempre son tan agradables. ¿Cómo adoramos a Dios, entonces? ¿Qué hacemos cuando Dios parece estar a millones de kilómetros de distancia?

El grado de adoración más profundo implica alabar a Dios a pesar del dolor: agradecerle a Dios durante una prueba, confiar en él durante la tentación, aceptar el sufrimiento y amarlo aunque parezca distante.

Las amistades son probadas a menudo por la separación y el silencio; cuando estamos separados por una distancia física o nos vemos imposibilitados de hablar. En el caso de nuestra amistad con Dios, no siempre nos sentimos cercanos a él. Philip Yancey puntualiza: «En cualquier relación hay momentos de intimidad y momentos de distanciamiento, y en la relación con Dios, no importa lo íntima que sea, el péndulo también se moverá de un lado a otro». Entonces sí que la adoración se pone difícil.

Para madurar nuestra amistad, Dios la pondrá a prueba con periodos de aparente separación: momentos en que sentiremos que nos abandonó o nos olvidó. Dios parecerá estar a millones de kilómetros. San Juan de la Cruz se refirió a esos días de sequía espiritual, duda y distanciamiento de Dios como «la oscura noche del alma». Henri Nouwen los llamó «el ministerio de la ausencia». A.W. Tozer los denominó «el ministerio de la noche». Otros los llamaron «el invierno del corazón».

Aparte de Jesús, David fue quien posiblemente tuvo más amistad con Dios. El Señor tenía el placer de llamarlo «un hombre conforme a mi corazón». Sin embargo, David con frecuencia se quejaba de la aparente ausencia de Dios: «Dios mío, ¿por qué te quedas tan lejos? ¿por qué te escondes de mí cuando más te necesito?»; «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Lejos estás para salvarme, lejos de mis palabras de lamento»; «¿Por qué me has rechazado?».

Por supuesto, Dios en realidad no había dejado a David, como tampoco te dejará a ti. Ha prometido varias veces: «Nunca te dejaré ni te abandonaré».Pero Dios no te promete: «Siempre sentirás mi presencia». En efecto, Dios reconoce que a veces oculta su rostro de nosotros. A veces es como si fuera un DEA, un «desaparecido en acción» en nuestra vida.

Reflexión:

Dios es real, sin importar cómo te sientas. Para madurar nuestra amistad, Dios la pondrá a prueba con períodos de aparente separación, momentos en que sentiremos que nos abandonó o nos olvidó.


When God Seems Distant

The LORD has hidden himself from his people, but I trust him and place my hope in him. ISAIAH 8:17 (TEV)

GOD IS REAL, NO MATTER HOW YOU FEEL.

It is easy to worship God when things are going great in your life — when he has provided food, friends, family, health, and happy situations. But circumstances are not always pleasant. How do you worship God then? What do you do when God seems a million miles away?

The deepest level of worship is praising God in spite of pain, thanking God during a trial, trusting him when tempted, surrendering while suffering, and loving him when he seems distant.

Friendships are often tested by separation and silence; you are divided by physical distance or you are unable to talk. In your friendship with God, you won’t always feel close to him. Philip Yancey has wisely noted, “Any relationship involves times of closeness and times of distance, and in a relationship with God, no matter how intimate, the pendulum will swing from one side to the other.” 1 That’s when worship gets difficult.

To mature your friendship, God will test it with periods of seeming separation — times when it feels as if he has abandoned or forgotten you. God feels a million miles away. St. John of the Cross referred to these days of spiritual dryness, doubt, and estrangement from God as “the dark night of the soul.” Henri Nouwen called them “the ministry of absence.” A. W. Tozer called them “the ministry of the night.” Others refer to “the winter of the heart.”

Besides Jesus, David probably had the closest friendship with God of anyone. God took pleasure in calling him “a man after my own heart.”  Yet David frequently complained of God’s apparent absence: “Lord, why are you standing aloof and far away? Why do you hide when I need you the most?”  “Why have you forsaken me? Why do you remain so distant? Why do you ignore my cries for help?”  “Why have you abandoned me?”

Of course, God hadn’t really left David, and he doesn’t leave you. He has promised repeatedly, “I will never leave you nor forsake you.” But God has not promised “you will always feel my presence.” In fact, God admits that sometimes he hides his face from us.  There are times when he appears to be MIA, missing-in-action, in your life.

Reflection:

God is real, no matter how you feel. To mature your friendship, God will test it with periods of seeming separation — times when it feels as if he has abandoned or forgotten you.