Al instante, el fuego del SEÑOR cayó desde el cielo y consumió el toro, la leña, las piedras y el polvo. ¡Hasta lamió toda el agua de la zanja! Cuando la gente vio esto, todos cayeron rostro en tierra y exclamaron: «¡El SEÑOR, él es Dios! ¡Sí, el Señor es Dios!».
(1 REYES 18.38–39, NTV)
Dios no pierde el tiempo. Cuando su pueblo clama a él, enseguida está ahí. Por desgracia para ellos, los profetas de Baal no tenían a Dios de su parte. Intentaron sin cesar que su dios respondiera a sus oraciones. Saltaron. Danzaron. Se sajaron con espadas. «Nadie respondió ni prestó atención», declara el versículo 29.
Las cosas no les iban bien ese día.
Entonces Elías invocó al Señor Dios y este se manifestó de una forma tremenda. Incendió el altar empapado y el sacrificio, y todo lo que había a su alrededor delante de todos esos profetas.
La historia es extraordinaria, no solo por mostrar lo asombroso que es Dios, sino también porque es el mismo Dios que escucha nuestras oraciones y nos responde. Por tanto, podemos correr a él con cualquier cosa que nos esté preocupando.
¿Tienes algo en tu pensamiento hoy? Díselo a Dios y verás cómo contesta. Siempre está escuchando.
Oración:
Señor, gracias porque puedo venir a ti con cualquier cosa que me preocupe. Me alivia tanto saber que escuchas mis oraciones y que cuidas de mí.
Day 117 • Always Available
Then the fire of the LORD fell and burned up the sacrifice, the wood, the stones and the soil, and also licked up the water in the trench. When all the people saw this, they fell prostrate and cried, “The LORD—he is God! The LORD—he is God!”
(1 KINGS 18:38–39)
God doesn’t mess around. When his people call out to him, he’s right there. Too bad the prophets of Baal didn’t have God on their side. They kept trying to get their god to answer their prayers. They jumped. They danced. They sliced themselves with swords. “No one paid attention,” verse 29 says.
Now that’s a bad day.
Then Elijah called out to the Lord God, and God showed off big time. He burned up the soaking wet altar and sacrifice and everything around it—in front of all those other prophets.
The story is great, not just because it shows how awesome God is, but also because that’s the same God who hears our prayers and answers us. So we can run to him with whatever is on our mind.
Is there something on your mind today? Let God know, and see how he will answer. He is always listening.
Prayer
Lord, thank you that I can come to you with anything that’s on my mind. It’s such a relief to know you hear my prayers and you care about me.