[Dios dice:] Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor […] pues es lo que a mí me agrada.
JEREMÍAS 9:24 (NVI)
Practicar la presencia de Dios es una destreza, un hábito que se puede desarrollar. Así como los músicos practican escalas todos los días para tocar melodías hermosas con desenvoltura, debes obligarte a pensar en Dios varias veces al día. Debes entrenar tu mente para recordar a Dios.
Al principio necesitarás crear recordatorios para traer regularmente a la memoria el pensamiento de que Dios está a tu lado en ese instante. Comienza colocando notas visuales a tu alrededor. Podrías escribir una nota así: «¡Dios está conmigo y de mi lado en este mismo instante!». Los monjes benedictinos recuerdan que deben hacer una pausa y rezar «la oración horaria» con las campanadas del reloj. Si tienes uno o un teléfono celular con alarma, podrías hacer lo mismo. Algunas veces sentirás la presencia de Dios; otras, no.
Si buscas experimentar la presencia de Dios en todo esto, no has entendido nada. No alabamos a Dios para sentirnos bien, sino para hacer el bien. Nuestra meta no es tener una sensación, sino una conciencia continua de la realidad de que Dios está siempre presente. Ese es el estilo de vida de adoración.
Mediante la meditación continua. La segunda manera de consolidar una amistad con Dios es pensar en su Palabra durante el día. Eso se llama meditación, y la Biblia repetidas veces nos exhorta a meditar en quién es Dios, lo que ha hecho y lo que ha dicho.
Es imposible ser amigos de Dios si no sabemos lo que dice. No podemos amar a Dios si no lo conocemos, y no podemos conocerlo si no conocemos su Palabra. Ella dice que Dios «se revelaba a Samuel y le comunicaba su palabra».
Si bien no podemos pasarnos veinticuatro horas estudiando la Biblia, podemos pensar en ella durante el día, recordando versículos que hemos leído o memorizado, y reflexionando en ellos.
A veces se cree que la meditación es un ritual difícil y misterioso, practicado por místicos o monjes en aislamiento. Sin embargo, meditar es simplemente pensar con concentración: algo que cualquiera puede aprender y usar en cualquier lado.
Cuando le damos vuelta en la cabeza a un problema, decimos que tenemos una preocupación. Cuando piensas en la Palabra de Dios y le das vuelta en tu cabeza, llamamos a eso meditación. ¡Si sabes cómo preocuparte, ya sabes cómo meditar! En vez de pensar con insistencia en tus problemas, necesitas cambiar la atención de tus problemas a los versículos bíblicos. Cuanto más medites en la Palabra de Dios, tendrás menos de qué preocuparte.
Dios consideraba a Job y a David sus amigos porque valoraban su Palabra por encima de todas las demás cosas, y pensaban en ella continuamente en el transcurso del día. Job admitió: «No me he apartado de los mandamiento de sus labios; en lo más profundo de mi ser he atesorado las palabras de su boca». David dijo: «¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día medito en ella», y sus palabras «constantemente están en mis pensamientos; no puedo dejar de pensar en ellas».
Los amigos comparten sus secretos, y Dios compartirá sus secretos contigo si desarrollas el hábito de reflexionar en su Palabra durante el día. Dios le contaba a Abraham sus secretos; hizo lo mismo con Daniel, Pablo, los discípulos y otros amigos.
Al leer la Biblia y escuchar un sermón o una grabación, no olvides lo que escuchaste cuando te vayas. Desarrolla la práctica de repasar la verdad en tu mente, reflexiona sobre lo que has leído o escuchado, dale vuelta en la cabeza. Cuanto más tiempo dediques a repasar lo que Dios dijo, más entenderás los «secretos» de esta vida que pasan inadvertidos para muchas personas. La Biblia afirma: «Ser amigos de Dios es privilegio de quienes lo reverencian; sólo con ellos comparte él los secretos de sus promesas».
En el capítulo siguiente consideraremos otros cuatro secretos para cultivar una amistad con Dios, pero no esperes hasta mañana. Comienza hoy mismo a practicar una conversación constante con Dios y la meditación continua de su Palabra. La oración nos permite hablar con Dios; la meditación permite que él nos hable. Ambas son esenciales para ser amigos de Dios.
DÍA 11
Pensando en mi propósito
PUNTO DE REFLEXIÓN: Dios quiere ser mi mejor amigo.
VERSÍCULO PARA RECORDAR: «Ser amigos de Dios es privilegio de quienes lo reverencian». Salmo 25:14 (BAD).
PREGUNTA PARA CONSIDERAR: ¿Qué puedo hacer para recordar que debo pensar en Dios y hablar con él más a menudo durante el día?
DAY 11/ Fouth part • Becoming Best Friends with God
“If any want to boast, they should boast that they know and understand me, because my love is constant, and I do what is just and right. These are the things that please me. I, the Lord, have spoken.” JEREMIAH 9:24 (TEV)
Practicing the presence of God is a skill, a habit you can develop. Just as musicians practice scales every day in order to play beautiful music with ease, you must force yourself to think about God at different times in your day. You must train your mind to remember God.
At first you will need to create reminders to regularly bring your thoughts back to the awareness that God is with you in that moment. Begin by placing visual reminders around you. You might post little notes that say, “God is with me and for me right now!” Benedictine monks use the hourly chimes of a clock to remind them to pause and pray “the hour prayer.” If you have a watch or cell phone with an alarm, you could do the same. Sometimes you will sense God’s presence; other times you won’t.
If you are seeking an experience of his presence through all of this, you have missed the point. We don’t praise God to feel good, but to do good. Your goal is not a feeling, but a continual awareness of the reality that God is always present. That is the lifestyle of worship.
Through continual meditation. A second way to establish a friendship with God is by thinking about his Word throughout your day. This is called meditation, and the Bible repeatedly urges us to meditate on who God is, what he has done, and what he has said.
It Is impossible to be God’s friend apart from knowing what he says. You can’t love God unless you know him, and you can’t know him without knowing his Word. The Bible says God “revealed himself to Samuel through his word.” God still uses that method today.
While you cannot spend all day studying the Bible, you can think about it throughout the day, recalling verses you have read or memorized and mulling them over in your mind.
Meditation is often misunderstood as some difficult, mysterious ritual practiced by isolated monks and mystics. But meditation is simply focused thinking — a skill anyone can learn and use anywhere. When you think about a problem over and over in your mind, that’s called worry.
When you think about God’s Word over and over in your mind, that’s meditation. If you know how to worry, you already know how to meditate! You just need to switch your attention from your problems to Bible verses. The more you meditate on God’s Word, the less you will have to worry about. The reason God considered Job and David his close friends was that they valued his Word above everything else, and they thought about it continually throughout the day. Job admitted, “I have treasured the words of his mouth more than my daily bread.” David said, “Oh, how I love your law! I meditate on it all day long.”
“They are constantly in my thoughts. I cannot stop thinking about them.”
Friends share secrets, and God will share his secrets with you if you develop the habit of thinking about his Word throughout the day. God told Abraham his secrets, and he did the same with Daniel, Paul, the disciples, and other friends.
When you read your Bible or hear a sermon, don’t just forget it and walk away. Develop the practice of reviewing the truth in your mind, thinking about it over and over. The more time you spend reviewing what God has said, the more you will understand the “secrets” of this life that most people miss. The Bible says, “Friendship with God is reserved for those who reverence him. With them alone he shares the secrets of his promises.”
In the next chapter we will see four more secrets of cultivating a friendship with God, but don’t wait until tomorrow. Start today by practicing constant conversation with God and continual meditation on his Word. Prayer lets you speak to God; meditation lets God speak to you. Both are essential to becoming a friend of God.
DAY 11
Thinking about My Purpose
POINT TO PONDER: God wants to be my best friend.
VERSE TO REMEMBER: “Friendship with God is reserved for those who reverence him.” PSALM 25:14A (LB)
QUESTION TO CONSIDER: What can I do to remind myself to think about God and talk to him more often throughout the day?