Día 10 • El corazón de la adoración

Entréguense a Dios… preséntenle todo su ser para propósitos justos. ROMANOS 6:13 (PAR)

EL CORAZÓN DE LA ADORACIÓN ES RENDIRSE, ENTREGARSE.

La palabra rendición es poco popular, es tan rechazada como la palabra sumisión. Implica derrota, y nadie quiere ser un perdedor. La rendición evoca imágenes desagradables: reconocer la derrota en la batalla, darse por vencido en un juego o ceder frente a un oponente más fuerte. Casi siempre se usa en un contexto negativo. Los delincuentes son atrapados y se rinden ante las autoridades.

La cultura actual de competitividad nos enseña que nunca debemos darnos por vencidos y que nunca debemos rendirnos, así que no se oye mucho hablar de rendirse. Si todo se trata de ganar, rendirse es inconcebible. Preferimos hablar de ganar, triunfar, superar las dificultades y conquistar; nada de ceder, someternos, obedecer o entregarnos. Pero la entrega a Dios es el corazón de la adoración. Es la respuesta natural al asombroso amor y misericordia de Dios. Nos entregamos a él, no por temor u obligación, sino por amor, «porque él nos amó primero».

Después de escribir once capítulos de la carta a los Romanos, explicando la increíble gracia de Dios con nosotros, Pablo nos exhorta a entregarle nuestra vida a Dios en adoración: «Por lo tanto, mis amigos, mediante la inmensa misericordia de Dios hacia nosotros… ofrézcanse a Dios como sacrificio vivo, dedicados a su servicio y agradables a él. Esta es la verdadera adoración que deben ofrecer».

La verdadera adoración —agradar a Dios— se da cuando nos entregamos completamente a Dios. La primera y última palabra de ese versículo provienen del mismo verbo: ofrecer.

Ofrecerte a Dios es la esencia de la adoración.

A este acto de entrega personal se le llama de diversas maneras: consagración, que Jesús sea el Señor de nuestra vida, tomar la cruz, morir al yo, ponerse en manos del Espíritu. Lo que importa es lo que se haga, no cómo se le llame. Dios quiere nuestra vida: toda nuestra vida. El noventa y cinco por ciento no es suficiente.

Reflexión:

Ofrecerte a Dios es la esencia de la adoración.


Day 10 • The Heart of Worship

Give yourselves to God. . . . Surrender your whole being to him to be used for righteous purposes. ROMANS 6:13 (TEV)

THE HEART OF WORSHIP IS SURRENDER.

Surrender is an unpopular word, disliked almost as much as the word submission. It implies losing, and no one wants to be a loser. Surrender evokes the unpleasant images of admitting defeat in battle, forfeiting a game, or yielding to a stronger opponent. The word is almost always used in a negative context. Captured criminals surrender to authorities. In today’s competitive culture we are taught to never give up and never give in — so we don’t hear much about surrendering. If winning is everything, surrendering is unthinkable. We would rather talk about winning, succeeding, overcoming, and conquering than yielding, submitting, obeying, and surrendering. But surrendering to God is the heart of worship. It is the natural response to God’s amazing love and mercy. We give ourselves to him, not out of fear or duty, but in love, “because he first loved us.”

After spending eleven chapters of the book of Romans explaining God’s incredible grace to us, Paul urges us to fully surrender our lives to God in worship: “So then, my friends, because of God’s great mercy to us . . . offer yourselves as a living sacrifice to God, dedicated to his service and pleasing to him. This is the true worship that you should offer.”

True worship — bringing God pleasure — happens when you give yourself completely to God. Notice the first and last words of that verse are the same: offer. Offering yourself to God is what worship is all about.

This act of personal surrender is called many things: consecration, making Jesus your Lord, taking up your cross, dying to self, yielding to the Spirit. What matters is that you do it, not what you call it. God wants your life — all of it. Ninety-five percent is not enough.

Reflection:

Offering yourself to God is what worship is all about.