Día 1/ Tercera Parte • Todo comienza con Dios

La obsesión consigo mismo en estos asuntos es un callejón sin salida; la atención a Dios nos guía a una vida libre y espaciosa. ROMANOS 8:6 (PAR)

¿Cómo descubres, entonces, el propósito para el que fuiste creado? Tienes solo dos opciones. La primera es especular. La mayoría prefiere esa. Hacen conjeturas, adivinan, teorizan. Cuando la gente dice: «Yo siempre he pensado que la vida es…», en realidad quiere decir: «Esta es la mejor suposición que se me ocurre». Durante miles de años, grandes filósofos han especulado y discutido acerca del sentido de la vida. La filosofía es un tema importante y tiene su utilidad, pero cuando hay que definir el sentido de la vida, aun los filósofos más sabios especulan. El Dr. Hugh Moorhead, profesor de filosofía de la Universidad Northeastern de Illinois, en una ocasión les escribió a doscientos cincuenta de los más reconocidos filósofos, científicos, escritores e intelectuales del mundo, preguntándoles: «¿Cuál es el sentido de la vida?», para después publicar las respuestas en un libro. Algunos dieron las mejores respuestas que pudieron, otros admitieron que acababan de plantearse la razón de vivir, y otros fueron más sinceros al responder que no tenían ni la menor idea. ¡En efecto, varios le pidieron al profesor Moorhead que les escribiera de vuelta y les dijera si había encontrado la razón de vivir!

Afortunadamente hay una alternativa a la especulación acerca del significado y el propósito de vivir, y es la revelación. Podemos considerar lo que Dios reveló en su Palabra con respecto a la vida. La manera más fácil de entender el propósito de un invento es preguntarle al inventor. Lo mismo ocurre cuando quieres saber la razón de tu vida: pregúntale a Dios.

Dios no nos dejó en medio de la oscuridad para andar a ciegas. Él reveló claramente en su Palabra sus cinco propósitos para nuestras vidas. La Biblia es nuestro manual de instrucciones, el cual explica por qué estamos vivos, en qué consiste la vida, qué evitar y qué esperar del futuro. Enseña lo que ningún libro filosófico o de autoayuda puede enseñar. Afirma que: «La sabiduría de Dios… proviene de lo profundo de su propósito… No es un mensaje novedoso, es lo que Dios determinó para nuestra gloria desde la eternidad».


Day 1/ part 3 • It All Starts with God

Obsession with self in these matters is a dead end; attention to God leads us out into the open, into a spacious, free life. ROMANS 8:6 (MSG)

How, then, do you discover the purpose you were created for? You have only two options. Your first option is speculation. This is what most people choose. They conjecture, they guess, they theorize. When people say, “I’ve always thought life is . . .,” they mean, “This is the best guess I can come up with.” For thousands of years, brilliant philosophers have discussed and speculated about the meaning of life. Philosophy is an important subject and has its uses, but when it comes to determining the purpose of life, even the wisest philosophers are just guessing.

Dr. Hugh Moorhead, a philosophy professor at Northeastern Illinois University, once wrote to 250 of the best-known philosophers, scientists, writers, and intellectuals in the world, asking them, “What is the meaning of life?” He then published their responses in a book. Some offered their best guesses, some admitted that they just made up a purpose for life, and others were honest enough to say they were clueless. In fact, a number of famous intellectuals asked Professor Moorhead to write back and tell them if he discovered the purpose of life!

Fortunately, there is an alternative to speculation about the meaning and purpose of life. It’s revelation. We can turn to what God has revealed about life in his Word. The easiest way to discover the purpose of an invention is to ask the creator of it. The same is true for discovering your life’s purpose: Ask God.

God has not left us in the dark to wonder and guess. He has clearly revealed his five purposes for our lives through the Bible. It is our Owner’s Manual, explaining why we are alive, how life works, what to avoid, and what to expect in the future. It explains what no self-help or philosophy book could know. The Bible says, “God’s wisdom . . . goes deep into the interior of his purposes. . . . It’s not the latest message, but more like the oldest — what God determined as the way to bring out his best in us.”