Solamente él es tu Dios, el único digno de tu alabanza, el que ha hecho los milagros poderosos que viste con tus propios ojos. DEUTERONOMIO 10:21 (NTV)
Las multitudes se reúnen en la presentación del rascacielos más nuevo de una ciudad, celebrando esta hazaña de arquitectura e ingeniería, comercio y creatividad. La luz del sol baña el mirador mientras un funcionario corta la cinta de inauguración. Detrás de él están algunos de los muchos obreros, diseñadores e ingenieros cuyos conocimientos, imaginación y experiencia han conseguido hacer que unos meros planos se convirtieran en realidad. Pero solo un experto, el arquitecto, puede realmente llevarse el mérito de la idea del edificio. Lo conoce como la palma de su mano. Todos los que lo rodean luchan para ser el centro de atención, y el arquitecto se pierde entre el ruido y los gritos para apuntarse el tanto.
Tú conoces a este arquitecto. Él es tu diseñador: el responsable de tu vertiginosa altura y abundantes bendiciones. Solamente él es tu Dios. ¿Le señalas solo a él para darle la gloria? El único digno de tu alabanza. ¿Le has elevado un cántico de agradecimiento? Los poderosos milagros de tu vida han sido diseñados por su mano, para que todo el mundo los vea.
Oración:
Dios, quiero dedicarme completamente a ti, el arquitecto de mi vida. Tú me conoces del derecho y del revés. Gracias por tu mano, que me colma de bendiciones. Te doy la gloria y el honor de todo lo que has hecho en mi vida.
Wholly Devoted
He alone is your God, the only one who is worthy of your praise, the one who has done these mighty miracles that you have seen with your own eyes. DEUTERONOMY 10:21 NLT
At the unveiling of the city’s newest skyscraper, crowds gather to celebrate the feat of architecture and engineering, commerce and creativity. Sunlight pours onto the observation deck as a city official cuts the yellow dedication ribbon. Behind him are some of the many construction workers, designers, and engineers whose imagination, insight, and expertise contributed to making mere drawings a reality. But only one expert—the architect—can truly take credit for the building’s inception. He intimately knows it. Everyone around him reaches for the spotlight, and the architect is lost in the noise and clamor for glory.
You know this architect. He is your designer: the one responsible for your soaring heights and multitude of blessings. He alone is your God. Have you singled him out for glory? The only one who is worthy of your praise. Have you heralded to him a song of thanksgiving? The mighty miracles of your life are his careful design, plain for all to see.
Prayer:
God, I want to be wholly devoted to you, the architect of my life. You know me inside and out. Thank you for your hand of blessing. I give you the glory and honor for all you have done in my life.