Pues, cuanto más sufrimos por Cristo, tanto más Dios nos colmará de su consuelo por medio de Cristo. 2 CORINTIOS 1:5
La vida está llena de belleza, de esperanza y de promesas. Pero la vida también trae consigo decepción, dolor y fealdad. Si no has sufrido, no has vivido. Así son las cosas. Puedes hacerte la valiente y pasar por el dolor sin inmutarte, pero la realidad es que incluso los más fuertes necesitan un lugar en el que bajar la guardia, llorar, lamerse las heridas, dar rienda suelta a sus sentimientos y recibir consuelo.
Nuestro Dios no es altivo o distante. Él vivió una vida como nosotros, en esta tierra, y sintió el mismo dolor.
No hay nadie que te pueda consolar mejor que alguien que ha pasado exactamente por lo mismo que tú, sufriendo lo mismo. Cristo es nuestro consuelo. Cuando pasamos por problemas y tristeza, él es nuestro alivio. Él nos atrae hacia sí y nos abraza; nos escucha. Desahógate con él y cuéntale tus alegrías y tristezas.
Oración:
Señor Jesús, sé que cuando acudo a ti en mi dolor, tu consuelo irá mucho más lejos y me sanará mucho más rápidamente que el de cualquier otra persona. Necesito que tú seas mi lugar de refugio. Cuando sufro, recuérdame que acuda primero a ti antes que a cualquier otra persona o cosa.
Much Comfort
We share in the many sufferings of Christ. In the same way, much comfort comes to us through Christ. 2 CORINTHIANS 1:5
Life is full of beauty and hope and promise. But life also carries with it ugliness, pain, and disappointment. If you haven’t suffered, you haven’t lived. It’s just the way of things. You can put on the bravest of faces and walk straight through the pain, but the reality is that even the strongest need a place to let down their guard, to cry, to hurt, to feel, and to be comforted.
Our God isn’t lofty or distant from us. He lived life as we do on this earth and he felt the same pain. There is no better comforter than someone who has been exactly where you are, enduring the same suffering. Christ is our comfort. When we have trouble and sorrow, he is our consolation. He brings us to himself and he holds us; he hears us. Pour your heart out to him, your joys and your sorrows.
Prayer:
Lord Jesus, I know that when I run to you in my suffering your comfort will go further and heal me faster than any other comforter. I need you to be my safe place. When I am hurting, remind me to run to you first before I go to anyone or anything else.