Cuanto más sanaba Jesús, más multitudes le seguían. Lucas registró: “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba” (Lucas 5:15–16). Jesús sabía lo importante que era “apartarse” y estar con Dios en oración. Cuando usted ayuna, es un período de alejamiento, de apartarse de la rutina de la vida, de la ocupación, del entretenimiento, y meterse profundamente en la Palabra de Dios. Cuando usted está vacío, tranquilo y quebrantado delante de Él, puede oír su voz con mayor claridad. Una noche estaba yo en un programa de televisión con el pastor Larry Stockstill. Él estaba realizando un ayuno total en ese momento, y habló de su “tráiler de ayuno”. Él tiene un sencillo tráiler en el campo donde puede apartarse durante un día o dos y ayunar. No tiene televisión, ni radio, ni Internet. A él le encanta ir a ese tráiler tan solo para alejarse y estar a solas con Jesús durante un tiempo. Jesús le invita a apartarse y ser persistente. Otro valor de un ayuno prolongado es la persistencia que representa. Jesús relató algunas historias sobre personas persistentes y cómo solo su persistencia les hizo obtener lo que deseaban. “Les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (Lucas 18:1). Una historia habla de un hombre que despierta a su vecino para pedirle pan. Llamó y llamó a su puerta hasta que el vecino finalmente le dio el pan para hacer que se fuese. Relató otra historia de una viuda persistente que demandaba justicia en una situación legal. Jesús también se encontró con una mujer gentil que persistentemente le pidió que sanase a su hija. Ella no iba a aceptar un no como respuesta. Él elogió la fe de la mujer y su hija fue sanada. El ayuno es oración persistente. Siga pidiendo, siga buscando, ¡siga llamando!
El ayuno le da al Espíritu Santo una maza y una excavadora para entrar y derribar las paredes rotas, los cimientos resquebrajados, el tejado que tiene goteras, y comenzar de nuevo con un cimiento firme. Es un proceso llamado quebrantamiento. Alguien dijo una vez: “Si sus ojos están siempre secos, significa que su alma está seca”. El quebrantamiento genuino a menudo va acompañado por llanto. Incluso durante un ayuno de seis días por su familia, mi hermana experimentó un llanto que duró un día o dos después del final del ayuno. Fue una expresión externa de una obra profunda e íntima del Espíritu Santo.
Entiendo que algunas personas se sienten muy incómodas con la liberación emocional. ¡Pero considérelo parte de la transformación! El llanto es un efecto secundario natural del verdadero ayuno. Con frecuencia es la evidencia de que Dios le está quebrantando para poder reedificarlo. Si siente su presencia obrando en usted y comienzan a llegar las lágrimas, deje que fluyan porque las lágrimas son poderosas. Las lágrimas limpian; las lágrimas para el Señor son una forma de adoración. Y hay algo en el llanto y el ayuno que capta la atención de Dios. Dios dijo mediante el profeta Joel: “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo” ( Joel 2:12–13).
Oración:
Señor se que tu estas junto a los de corazón quebrantado y así quiero estar junto a ti, derramando todo mi corazón a ti, aunque no sepa realmente porque estoy llorando, se que tu Santo Espíritu esta ministrando mi corazón. Se que hay muchas cosas en mi corazón que tu quieres sanar, por eso entrego todo mi corazón a ti, limpialo, anhelo un corazón de carne, un corazón conforme al tuyo, un corazón donde tu Santo Espíritu puede fluir con poder. En el nombre de Jesús. Amén!
Tomado del libro de Jentezen Franklin “El ayuno de Vanguardia”
Turn away
The more Jesus healed, the more crowds followed him. Luke recorded: “But his fame spread more and more; and many people gathered to hear him, and to heal them of his diseases. But he withdrew to deserted places and prayed ”(Luke 5: 15–16). Jesus knew how important it was to “turn away” and be with God in prayer. When you fast, it is a period of withdrawal, of moving away from the routine of life, of occupation, of entertainment, and getting deep into the Word of God. When you are empty, calm, and broken before Him, you can hear His voice more clearly. One night I was on a television show with Pastor Larry Stockstill. He was doing a total fast at the time, and he talked about his “fast trailer”. He has a simple trailer in the field where he can set aside for a day or two and fast. He has no television, no radio, and no Internet. He loves going to that trailer just to get away and be alone with Jesus for a while. Jesus invites you to stand back and be persistent. Another value of a long fast is the persistence it represents. Jesus related some stories about persistent people and how only their persistence got them what they wanted. “Jesus told them a parable about the need to pray always, and not to lose heart” (Luke 18: 1). A story tells of a man who wakes up his neighbor to ask for bread. He knocked and knocked on his door until the neighbor finally gave him the bread to make him leave. He related another story of a persistent widow demanding justice in a legal situation. Jesus also met a Gentile woman who persistently asked him to heal her daughter. She wasn’t going to take no for an answer. He praised the woman’s faith and her daughter was healed. Fasting is persistent prayer. Keep asking, keep looking, keep calling!
Fasting gives the Holy Spirit a sledgehammer and bulldozer to go in and tear down the broken walls, the cracked foundations, the leaky roof, and start over with a firm foundation. It is a process called breaking. Someone once said, “If your eyes are always dry, it means your soul is dry.” Genuine brokenness is often accompanied by crying. Even during a six-day fast for her family, my sister experienced crying that lasted a day or two after the end of the fast. It was an outward expression of a deep and intimate work of the Holy Spirit.
I understand that some people are very uncomfortable with emotional release. But consider it part of the transformation! Crying is a natural side effect of true fasting. It is often the evidence that God is breaking him down in order to rebuild him. If you feel her presence working in you and tears begin to come, let them flow because tears are powerful. Tears clean; tears to the Lord are a form of worship. And there is something about crying and fasting that gets God’s attention. God said through the prophet Joel: “Therefore, now, says Jehovah, turn to me with all your heart, with fasting and weeping and lamenting. Rip your hearts, and not your garments, and turn to the Lord your God; for he is merciful and gracious, slow to anger and great in mercy, and grieves from punishment ”(Joel 2: 12–13).
Prayer:
Lord I know that you are next to the broken hearted and so I want to be with you, pouring out all my heart to you, even though I don’t really know why I am crying, I know that your Holy Spirit is ministering to my heart. I know that there are many things in my heart that you want to heal, that is why I give my whole heart to you, cleanse it, I long for a heart of flesh, a heart according to yours, a heart where your Holy Spirit can flow with power. In the name of Jesus. Amen!