Tu vida fue majestuosamente diseñada por Él. Los días de tu existencia fueron plasmados en las páginas de Su libro con detalle y cuidado. No eres una casualidad del destino. Desde la eternidad y hasta la eternidad, el Padre te ha extendido su amor perfecto, puro e incondicional. Se entregó por ti con pasión desnuda y con gracia desmedida. ¡Te eligió a ti para desbordar su inconmensurable amor en la copa de tu corazón!
Es impresionante. Así Dios se entrega, así Él nos ama; esa es la esencia de su naturaleza: el amor. Somos imperfectos, defectuosos, inseguros e indiferentes. Nuestra incredulidad nos mueve a pensar que Su amor menguará a causa de nuestros errores, heridas o miserias, pero el verbo se hizo carne para salvarnos, su corazón fue quebrantado para que el nuestro fuera restaurado, sus heridas sanaron las nuestras, a través de la cruz nos conectó con su reino en nombre del amor.
Siempre necesitamos amor. Anhelamos sentirnos especiales y amados. Nuestro error es buscar ese amor en los lugares equivocados, tratar de sentirnos plenos y colmar nuestros vacíos con disfraces y fuentes insuficientes.
Esta es la verdad: Somos amados, muy amados.
Nuestra indiferencia y rechazo constante desgarran el corazón de Jesús, y a pesar de eso, Él nos sigue amando. No podemos escapar de Su perfecto y eterno amor. No podemos hacer nada para impedir que Él nos ame.
Nos amó aún siendo pecadores. Su amor es el puente que nos llevó de la condenación a una relación con Dios, por gracia. En hebreo, la palabra “gracia” se traduce como “bondad amorosa” o “el favor del Señor”.
Dios decidió favorecernos con Su gracia. No hicimos nada que nos diera el derecho a salvarnos por nuestros propios méritos u obras. La autosuficiencia nos priva de las suaves caricias de ese favor inagotable que no merecemos, y nuestra bondad fracturada no nos llevará al cielo.
Solo su amor nos salva y nos hace ver. Nos abre los ojos del alma y nos despierta hasta reconocer su gracia en las circunstancias cotidianas, en las bendiciones y en lo adverso.
Cuando nos acercamos a Su corazón, Él llena nuestros vacíos con su plenitud.
Oración:
Bendito Dios, gracias por tan grande amor, por tu bondad hacia esta humanidad que estaba perdida, abre nuestros ojos para poder ver los regalos maravillosos que tu tienes para nosotros, atrápanos con tus lazos de amor y llevamos hacia esa hermosa relación contigo, queremos estar en ti y no separarnos jamás, en el nombre de Jesús, ¡Amén!
Beloved
Your life was majestically designed by Him. The days of your existence were captured in the pages of His book with care and detail. You are not a coincidence of destiny. From eternity to eternity, the Father has extended to you His perfect, pure and unconditional love. He gave Himself for you with naked passion and unbounded grace. He chose you to overflow His immeasurable love into the cup of your heart!
It is awesome. That’s how God gives Himself, that’s how He loves us; that’s the essence of His nature: love. We are imperfect, flawed, insecure and indifferent. Our unbelief moves us to think that His love will reduce because of our mistakes, wounds or miseries, but the Word became flesh to save us, His heart was broken so that ours could be restored, His wounds healed ours, through the cross He connected us to His kingdom in the name of love.
We always need love. We long to feel special and loved. Our mistake is to look for that love in the wrong places, to try to feel full and fill our emptiness with disguises and insufficient sources.
Here is the truth: We are loved, very much loved.
Our indifference and constant rejection tear at Jesus’ heart, yet He still loves us. We cannot escape His perfect and eternal love. We can do nothing to stop Him from loving us.
He loved us even when we were sinners. His love is the bridge that brought us from condemnation to a relationship with God, by grace. In Hebrew, the word “grace” is translated as “loving kindness” or “the favor of the Lord”.
God decided to favor us with His grace. We did nothing that gave us the right to be saved by our own merits or works. Self-sufficiency deprives us of the gentle caresses of that inexhaustible favor we do not deserve, and our fractured goodness will not get us to heaven.
His love alone saves us and makes us see. It opens the eyes of our soul and awakens us to recognize His grace in everyday circumstances, in blessings and in adversity.
When we draw near to His heart, He fills our emptiness with His fullness.
Prayer:
Blessed God, thank you for Your great love, for your kindness towards this humanity that was lost, open our eyes to be able to see the wonderful gifts that you have for us, catch us with your bonds of love and lead us towards that beautiful relationship with you, we want to be in You and never be separated, in Jesus name, Amen