Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre […]. JEREMÍAS 31:9 (RV60)
El camino del creyente es una peregrinación que dura toda la vida y que no termina en un templo religioso o una ciudad, sino en el reino de los cielos. Los sacrificios, dificultades y luchas de nuestro recorrido forman parte de esta migración, y no terminarán hasta que lleguemos a la eternidad. Allá donde vaya el camino, nosotros lo seguiremos. Por muy larga y polvorienta que sea la ruta, seguiremos adelante. Con paso decidido, avanzamos hacia nuestro destino hasta que se nos dé la bienvenida a nuestro hogar.
Pero no andamos los muchos pasos de nuestra peregrinación solos, sino junto a uno que nunca se pierde, nunca se cansa y nunca tiene miedo. Sabe que estamos confundidos y solos, así que él personalmente nos dirige. Sabe que tenemos sed, así que él nos da de beber en el camino. Sabe que estamos dañados y rotos, así que nos lleva por un camino recto para protegernos. Es un buen Padre y podemos confiar en su liderazgo. Tu peregrinación es un camino largo y bello, y cada paso vale la pena.
Oración:
Señor, me guíes donde me guíes en esta temporada, confío lo suficientemente en ti como para decir que te seguiré. Creo que tú sabes cuál es el mejor camino para mí y que no me abandonarás a mi suerte para que encuentre el camino sola.
Where He Leads Me
With weeping they shall come, and with pleas for mercy I will lead them back, I will make them walk by brooks of water, in a straight path in which they shall not stumble, for I am a father to Israel. JEREMIAH 31:9 ESV
The journey of the believer is a lifelong pilgrimage that ends not at a religious temple or city, but in the kingdom of heaven. Our journey’s hardships, sacrifices, and struggles are part of our displacement, and they won’t end until eternity. Wherever the path leads, we follow. However long and dusty the road, we press on. No matter what storms lay ahead, we continue. With determined steps we press on toward our destination until we are welcomed home.
The many steps of our pilgrimage are not walked alone, but alongside one who never gets lost, tired, or afraid. He knows we are confused and alone, so he personally leads us. He knows we are thirsty, so he refreshes us along the way. He knows we are bruised and broken, so he navigates a straight route for our safety. He is a good Father and we can trust his leadership. Your pilgrimage is a long and beautiful journey, and it’s worth every step.
Prayer:
Lord, wherever you lead me in this season, I trust you enough to say that I will follow. I believe that you know the best path for me, and you will not leave me to find my way alone.