Nos gloriamos en las tribulaciones.
ROMANOS 5:3
La razón por la que muchos de nosotros luchamos tan intensamente contra la adversidad es que aún no hemos adoptado la perspectiva y las prioridades de Dios. Pero al leer sobre la vida de las personas en las Escrituras, notarás que sus historias no terminan con «y vivieron felices para siempre». A menudo, sus historias parecen terminar justo al revés. Moisés murió en el desierto a pocos kilómetros de la tierra prometida. Según la tradición, Pablo fue decapitado por Nerón. Muchos de los discípulos fueron martirizados.
¿Debemos concluir de estos ejemplos que a Dios no le interesa que sus hijos sean felices? Por supuesto que no. Se nos dice que el cielo será un lugar de gran regocijo y que el contentamiento es posible aquí en la tierra (Hebreos 13:5). Pero el Padre quiere mucho más para nosotros que una vida sin problemas. De hecho, es un error pensar que una vida sin problemas significa que seremos felices. Más bien, lo que Él quiere para nosotros es mucho más significativo y duradero: una relación con Él que nos sostenga, una madurez espiritual que nos dé entendimiento, un propósito que nos motive y una visión vibrante de la eternidad con Él en el cielo que nos dé esperanza. Y eso es a menudo lo que nos da la adversidad.
Oración:
Jesús, gracias por todo lo que haces a través de mis pruebas. Ayúdame a aprender, Señor. Amén.
Accepting Adversity
We rejoice in our sufferings.
ROMANS 5:3 ESV
The reason many of us struggle so intensely with adversity is that we have yet to adopt God’s perspective and priorities. But as you read about the lives of people in Scripture, you will notice that their stories do not end with, “And they lived happily ever after.” Often, their stories seem to end just the opposite. Moses died in the desert just a few miles from the promised land. According to tradition, Paul was beheaded by Nero. Many of the disciples were martyred.
Are we to conclude from these examples that God has no interest in His children being happy? No! We are told that heaven will be a place of great rejoicing and that contentment is possible here on earth (Hebrews 13:5). But the Father wants far more for us than a life that is problem-free. Indeed, it’s a mistake to think that a problem-free life means we’ll be happy.
Rather, what He wants for us is much more meaningful and lasting—a relationship with Him that sustains us, spiritual maturity that gives us understanding, a purpose that motivates us, and a vibrant view of eternity with Him in heaven that gives us hope. And that’s often what adversity gives us.
Prayer:
Jesus, thank You for all You do through my trials. Help me to learn, Lord. Amen.