¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
MARCOS 4:41
Cuando las circunstancias de nuestra vida son caóticas y confusas, podemos sentirnos muy inseguros y asustados. Podríamos preguntar: «¿Qué está pasando? ¿Ha perdido Dios el control?». Tal vez nos preguntemos si el Padre se ha olvidado de nosotros o si hemos cometido algo malo.
Esto les ocurrió a los discípulos en Marcos 4. Jesús les dijo que zarparan hacia el otro lado del mar de Galilea. Sin embargo, para sorpresa de ellos, surgió una fuerte tormenta que sacudió con violencia la barca. ¿Cómo reaccionaron? «Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?» (Marcos 4:38).
Si somos sinceros, debemos admitir que a veces le preguntamos lo mismo a Dios. El caos produce miedo en nosotros porque a nadie le gusta sentirse fuera de control. No obstante, cuando esos momentos llegan, debemos recordarnos un hecho inquebrantable: Dios tiene un plan y siempre tiene el control.
Jesús envió a los discípulos a la tempestad, hizo que esta se calmara y los llevó a salvo a su destino. Él también nos ayudará. Y tal como hizo con ellos, Jesús puede haber permitido esta tormenta para mostrarnos cuán bueno, fiel y poderoso es realmente.
Oración:
Jesús, eres Dios y siempre tienes el control. Me entrego y entrego esta tormenta en tus manos amorosas. Amén.
INTENTIONAL STORMS
Who then is this, that even the wind and the sea obey Him? MARK 4:41
When life’s circumstances are chaotic and confusing, we can feel very insecure and frightened. We may ask, “What’s going on? Has God lost control?” Perhaps we wonder if the Father has forgotten us or if we’ve done something wrong.
This was the case for the disciples in Mark 4. Jesus told them to set sail for the other side of the Sea of Galilee. To their surprise, however, a fierce storm arose that tossed their boat violently. Their response? “Teacher, do You not care that we are perishing?” (Mark 4:38).
If we’re honest, we would admit that at times we’ve asked God the same thing. The chaos produces fear in us because no one likes feeling out of control. When those times come, however, we must remind ourselves of one unshakable fact: God has a plan, and He is always in control.
Jesus sent the disciples into the tempest, hushed it for them, and got them to their destination safely. He will help you as well. And as He did with them, Jesus may have allowed this storm to show you just how good, faithful, and powerful He really is.
Prayer:
Jesus, You are God and You are always in control. I entrust myself and this storm to Your loving hands. Amen.