NO ESCUCHAR DEBIDO AL DESAGRADO

Hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado. SALMOS 40:8

Tal vez creamos que nuestro deseo es cumplir la voluntad de Dios; sin embargo, ¿queremos cumplirla de veras? ¿O estamos empecinados en que Él haga las cosas a nuestra manera? Sea que nos demos cuenta o no, a menudo esta es una de las razones por las que no hacemos caso a lo que Dios nos dice: Él ha hablado y su respuesta nos desagrada, por lo que nos negamos a aceptarla.

Hay ocasiones en que el Señor nos pide que hagamos cosas difíciles como perdonar a alguien que nos ha ofendido, sacrificar algo que nos importa, o llevar una carga que creemos que limitará nuestra libertad. No logramos ver cómo lo que Dios ordena es clave para que la voluntad divina se cumpla en nuestras vidas. Por tanto, hacemos caso omiso a lo que nos dice.
Sin embargo, comprendamos que el solo hecho de pasar por alto el mandato de Dios no significa que su orden desaparezca. Él no exige que entendamos su voluntad, sino que la obedezcamos, por irrazonable que nos parezca. El Padre no nos pediría que cumplamos una disposición, a menos que vea algo importante en nuestra vida que requiera dicha acción. Dios no pasará a la siguiente fase hasta que hagamos lo que nos pide.

Entonces, cada vez que usted se bloquee para escuchar al Padre, regrese siempre a lo último que le dijo y hágalo, aunque no le encuentre sentido.

Oración:
Jesús, deseo cumplir tu voluntad, perdóname, por favor, por oponer resistencia. Ayúdame a hacer lo que dices. Amén.


NO ESCUCHAR DEBIDO AL DESAGRADO

Hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado. SALMOS 40:8

Tal vez creamos que nuestro deseo es cumplir la voluntad de Dios; sin embargo, ¿queremos cumplirla de veras? ¿O estamos empecinados en que Él haga las cosas a nuestra manera? Sea que nos demos cuenta o no, a menudo esta es una de las razones por las que no hacemos caso a lo que Dios nos dice: Él ha hablado y su respuesta nos desagrada, por lo que nos negamos a aceptarla.

Hay ocasiones en que el Señor nos pide que hagamos cosas difíciles como perdonar a alguien que nos ha ofendido, sacrificar algo que nos importa, o llevar una carga que creemos que limitará nuestra libertad. No logramos ver cómo lo que Dios ordena es clave para que la voluntad divina se cumpla en nuestras vidas. Por tanto, hacemos caso omiso a lo que nos dice.
Sin embargo, comprendamos que el solo hecho de pasar por alto el mandato de Dios no significa que su orden desaparezca. Él no exige que entendamos su voluntad, sino que la obedezcamos, por irrazonable que nos parezca. El Padre no nos pediría que cumplamos una disposición, a menos que vea algo importante en nuestra vida que requiera dicha acción. Dios no pasará a la siguiente fase hasta que hagamos lo que nos pide.

Entonces, cada vez que usted se bloquee para escuchar al Padre, regrese siempre a lo último que le dijo y hágalo, aunque no le encuentre sentido.

Oración:
Jesús, deseo cumplir tu voluntad, perdóname, por favor, por oponer resistencia. Ayúdame a hacer lo que dices. Amén.