Prueben y vean que el Señor es bueno; ¡qué alegría para los que se refugian en él!
Salmos 34:8
El corazón para buscar a Dios es dado a luz en nosotros por Dios mismo. Como todos los deseos, no es algo que se pueda legislar o forzar, sino que más bien crece dentro de nosotros a medida que somos expuestos a la naturaleza de Dios. Él genera un apetito en nosotros por Él mismo por medio de prodigarnos con la realidad de su bondad: su gloria irresistible. El amor de Dios por su pueblo va más allá de la comprensión y la imaginación. Él está por nosotros, no en contra de nosotros. Dios es bueno cien por ciento del tiempo. Estas realidades arden profundamente en los corazones de todos los que simplemente se toman el tiempo de contemplarlo. ¿Cuándo fue la última vez que usted experimentó la realidad de su bondad de tal manera que su deseo por buscar a Dios se intensificó? ¿Cómo respondió a este deseo?
PUNTO PARA MEDITAR Necesito más de la revelación de la bondad de Dios para ser atraído a Él.
TASTE AND SEE
Taste and see that the Lord is good. —PSALM 34:8
THE HEART TO seek God is birthed in us by God Himself. Like all desires, it is not something that can be legislated or forced, but rather it grows within us as we become exposed to God’s nature. He creates an appetite in us for Himself by lavishing us with the reality of His goodness—His irresistible glory. God’s love for people is beyond comprehension and imagination. He is for us, not against us. God is good 100 percent of the time. These realities burn deeply into the hearts of all who simply take the time to behold Him. When was the last time you experienced the reality of His goodness in such a way that your desire to seek God intensified? How did you respond to this desire?
POINT TO PONDER
I need more of the revelation of God’s goodness to draw me to Him.