¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan.
Lamentaciones 3:22
Dios es especialista en hablar a través de lenguaje del silencio. Cuando Dios hace silencio parece que Él no está prestando atención, o no nos escucha, o nos ignora, o no está haciendo nada a favor nuestro; pero es todo lo contrario, Dios habla a través de su silencio.
El silencio de Dios no es sordo ni hueco, ni carente de contenido. Detrás del silencio de Dios hay un mensaje oculto, no dicho explícitamente, pero que puede ser muy elocuente. El silencio de Dios no es pasividad, ni indolencia. Detrás del silencio de Dios hay mucha intencionalidad (Dios está trabajando detrás de bastidores); hay, incluso, una respuesta.
El silencio de Dios nos presenta algunos mensajes que Dios nos transmite en esos momentos: “Mis promesas son firmes. Sostente con mi palabra, ella es una guía segura, infalible e inerrable. Necesitas confiar más en mí. Yo estoy cerca de ti…nunca te abandonaré… nunca dudes de mí. Persiste y mantente firme en oración. Aprende a conocer mi corazón”. Y muchos otros mensajes más escondidos en el silencio de Dios.
¡Me cuesta percibir y entender el lenguaje del silencio de Dios!
El salmista manifiesta con elocuencia esta incapacidad de relacionarnos y escuchar el silencio de Dios: “¡Dios mío! No estés callado, no guardes silencio, no te quedes quieto, ¡Dios mío!” (Salmo 83:1). “¿Por qué escondes tu rostro?” (Salmo 44:24). Estas son preguntas que reflejan perplejidad, desconcierto, frustración y dudas, ante el silencio y la aparente ausencia de Dios.
Pero cuando Dios hace silencio, deberíamos preguntarnos: ¿por qué Dios calla? A veces es nuestro pecado el que hace que Dios calle. O puede que Dios esté trabajando con nuestro carácter: paciencia, fortaleza, humildad, fidelidad, entre otros rasgos del carácter que Dios quiere pulir en nosotros. O Dios en su soberanía, omnisciencia y sabiduría, tiene sus razones que nosotros no somos capaces de comprender, y que Él no está obligado a explicar.
Y aunque no estés escuchando su voz, su presencia va contigo y de igual manera todas sus promesas están vigentes. Porque nuevas son sus misericordias, mayores que las de ayer y las de mañana serán aun mayores que las de hoy.
Y si vas avanzando cada día aferrado a su palabra. ¿De que has de temer?
Recuerda que Dios no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse. ( Números 23:19 ).
Oración:
Padre enséñanos a confiar aun en tu silencio, que aunque no escuchemos la respuesta a nuestra oración, nuestro corazón permanezca firme en tus promesas, alcanzando tocar tu corazón porque grandes y maravillosas son tus misericordias, y tu grande amor por nosotros, en el nombre de Jesús. ¡Amén!
Cling to the fact that today his mercies are new
The faithful love of the Lord never ends! His mercies never end.
Lamentations 3:22
God is a specialist in speaking through the language of silence. When God is silent it seems that He is not paying attention, or does not listen to us, or ignores us, or is not doing anything on our behalf; but it is quite the opposite, God speaks through his silence.
God’s silence is not deaf or hollow, nor devoid of content. Behind God’s silence is a hidden message, not explicitly said, but which can be very eloquent. God’s silence is not passivity, nor indolence. Behind God’s silence there is a lot of intentionality (God is working behind the scenes); there is even an answer.
God’s silence presents us with some messages that God transmits to us in those moments: “My promises are firm. Hold yourself with my word, she is a sure, infallible and inerrant guide. You need to trust me more. I am close to you… I will never abandon you… never doubt me. Persist and stand firm in prayer. Learn to know my heart.” And many other messages more hidden in the silence of God. I find it hard to perceive and understand the language of God’s silence!
The psalmist eloquently manifests this inability to relate to and listen to God’s silence: “My God! Don’t be quiet, don’t be silent, don’t sit still, my God!” (Psalm 83:1). “Why are you hiding your face?” (Psalm 44:24). These are questions that reflect perplexity, bewilderment, frustration and doubt, in the face of silence and the apparent absence of God.
But when God is silent, we should ask ourselves: why is God silent? Sometimes it is our sin that causes God to shut up. Or maybe God is working with our character: patience, strength, humility, faithfulness, among other character traits that God wants to polish in us. Or God in His sovereignty, omniscience and wisdom, has His reasons that we are not able to comprehend, and that He is not obliged to explain.
And even if you are not listening to his voice, his presence goes with you and in the same way all his promises are valid. For his mercies are new, greater than those of yesterday and those of tomorrow will be even greater than those of today.
And if you move forward every day clinging to his word. What are you to fear?
Remember that God is not a man to lie, nor a son of man to repent. (Numbers 23:19).
Prayer:
Father teach us to trust even in your silence, that even if we do not hear the answer to our prayer, our heart will remain firm in your promises, reaching to touch your heart because great and wonderful are your mercies, and your great love for us, in the name of Jesus. Amen!