Salmo 51:6, 10-11
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.
David, escogido por Dios, rey del pueblo de Dios, un adorador de corazón, por fuera, pero por dentro se estaba ahogando en pecado y en sus intentos por ocultar ese pecado. Durante un breve período de tiempo en su vida, David entendió lo que significaba ser un hipócrita. El joven que mató a un gigante y se convirtió en rey bajo el favor de Dios supo lo que era vivir una mentira. Comenzó con bastante sencillez. Comenzó el día en que sus tropas estaban fuera en la guerra y David se quedó en casa, donde sus ojos y sus pensamientos vagaban hasta que se tropezaron con la mujer que se estaba bañando en la casa contigua. Ella era la esposa de un soldado que estaba en la guerra luchando por su rey. Sin embargo, la historia se enreda más. David concibió un hijo con la esposa del otro hombre. Entonces intentó ocultarlo enviando al soldado a su casa para que estuviera con su esposa y así pensase que el hijo era de él cuando se enterase de la noticia. Pero el soldado era tan leal a su rey que su mente estaba solamente en defender a su país, y no en estar con su esposa. Ya que eso no funcionó, David envió al soldado a la primera línea de batalla para que lo mataran. David entonces se casó con la viuda que estaba embarazada de un hijo de él. Tal como Dios le dijo al profeta Samuel antes de que ungiese a David como rey: “El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7).
En su misericordia, el Señor envió a un hombre para confrontar a David, y cuando David fue confrontado, se derrumbó. Se arrepintió y derramó su corazón delante del Señor pidiendo misericordia, gracia y perdón. Vemos la profundidad de su tristeza y arrepentimiento por ese período en muchos de sus salmos, pero especialmente en el Salmo 51. Notemos lo que él afirma en estos versículos:
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría… Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. —SALMOS 51:6, 10–11
Si permite que el pecado eche raíces en su corazón, cuando el Espíritu Santo traiga convicción sobre ese pecado la única cura es ser limpiado y cambiado desde adentro hacia afuera. Al igual que David, debemos entender que no es algo que podamos hacer en nuestras propias fuerzas. El ciclo tiene que ser roto con quebrantamiento. Lo único que David podía hacer era ser quebrantado en arrepentimiento delante de Dios y pedirle que le limpiase desde dentro hacia fuera.
Lo que hay en el interior
Cuando se trata del corazón del hombre, lo que entra es también lo que sale. Por eso Jesús puso en evidencia a los fariseos por su exterior religioso. Los llamó fingidores e hipócritas, diciendo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo 23:27-28).
Ellos se veían bien; desempeñaban el papel; cumplían con las formalidades religiosas. Pero prestaban mucha más atención a crear el estándar exterior del que prestaban a seguir el estándar interior. Lo que hay en el interior se mostrará en el exterior. Piénselo del siguiente modo: Cuando alguien se pone enfermo y siente náuseas, esa persona no necesita entrenamiento sobre cómo hacer que salga lo que hay dentro. ¡El cuerpo sabe cómo hacer eso él solito! Cuando usted tiene basura dentro, la basura sale. Pero de igual manera, cuando usted tiene a Jesús dentro, Jesús sale. Si permite que el pecado eche raíces en su corazón, cuando el Espíritu Santo traiga convicción sobre ese pecado la única cura es ser limpiado y cambiado desde adentro hacia afuera. Más adelante, David proclama con valentía: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre” (Salmos 103:1, énfasis añadido). Yo creo que David llegó a un punto en el que pudo bendecir al Señor con todo lo que había en él porque no ocultaba nada de los ojos de Dios. Su espíritu era recto; su corazón era recto; su conciencia estaba tranquila.
La pregunta es: ¿Puede todo su ser bendecir su santo nombre? ¿Está su corazón limpio delante del Señor hoy? ¿Puede usted adorarle en espíritu y verdad, o tiene “cosas” en el interior que le dan gloria a Él? Si hemos de adorar a Dios en espíritu y verdad tal como Jesús dijo, eso solo puede venir desde dentro de un corazón limpio. No viene de huesos de hombres muertos. Jesús dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” ( Juan 7:37-38). ¿Hay ríos de agua viva saliendo de usted, o son corrientes contaminadas? ¿De qué se está llenando? ¿Qué hay en el interior? Creo que cuanto más tiempo servimos al Señor, más fácil puede ser quedar enredados en la rutina de la religión. Yo tengo que batallar con eso a veces. Siento la presión de ser lo que se espera de mí externamente aunque pueda sentirme totalmente agotado por dentro. Por eso tenemos que tener cuidado de no emplear tanta energía en mantener la apariencia exterior que poco después sea solo eso: una cubierta exterior para cubrir un interior que se seca. Es peligroso para una persona o ministerio estar creciendo externamente, pero disminuyendo en pasión por Jesús internamente. Si siento que mi pasión por Jesús comienza a desvanecerse, ayuno. No puedo subrayar exageradamente cómo el ayuno le ayuda a recuperar la vanguardia cuando usted se está debilitando. Le ayuda de inmediato a volver a enfocarse solo en las cosas que realmente importan y a limpiarse a usted mismo del resto. El ayuno le ayuda a mantener el quebrantamiento interior que permite que Dios haga que su exterior encaje con su interior. Es un “de adentro hacia afuera” vivo. No tiene usted que fingir externamente cuando está lleno del Señor internamente.
Oración:
Padre vengo ante ti con un corazón arrepentido, necesito que lo limpies, me des un espíritu recto; tu conoces lo más profundo que hay en mí, hasta yo no puedo conocer completamente mi corazón, tu sabes más de mi, ayúdame, tu eres mi pronto auxilio, desarraiga lo que no te agrada, lo que solo tu puedes hacer, nadie más lo puede hacer por mi, estoy roto y necesito tu transformación en mi, anhelo que tu reines en mi corazón y seas tu Jesús, el que se manifiesta en mi.
En el nombre de Jesús. Amén!
Live from the inside out
Psalm 51: 6, 10-11
Behold, you love the truth in the innermost, And in the secret you have made me understand wisdom.
Create in me a clean heart, O God, And renew a right spirit within me. Do not cast me out from before you, And do not take your Holy Spirit from me.
David, chosen by God, king of God’s people, a worshiper at heart, on the outside, but on the inside he was drowning in sin and in his attempts to hide that sin. For a short time in his life, David understood what it meant to be a hypocrite. The young man who killed a giant and became king under God’s favor knew what it was like to live a lie. He started out quite simply. It began the day his troops were out at war and David stayed home, where his eyes and thoughts of him wandered until he stumbled upon the woman bathing in the next house. She was the wife of a soldier who was at war fighting for his king. However, the story becomes more tangled. David conceived a son with the other man’s wife. So he tried to hide it by sending the soldier to his house to be with his wife and thus think that the son was his when he heard the news. But the soldier was so loyal to his king that his mind was only on defending his country, and not on being with his wife. Since that didn’t work, David sent the soldier to the front line to be killed. David then married the widow who was pregnant with his son. As God told the prophet Samuel before he anointed David as king: “A man looks at what is before his eyes, but the Lord looks at the heart” (1 Samuel 16: 7).
In his mercy, the Lord sent a man to confront David, and when David was confronted, he collapsed. He repented and poured out his heart before the Lord asking for mercy, grace and forgiveness. We see the depth of his sadness and regret for that period in many of his psalms, but especially in Psalm 51. Notice what he affirms in these verses:
Behold, you love the truth in the innermost, And in the secret you have made me understand wisdom… Create in me a clean heart, O God, And renew a right spirit within me. Do not cast me out from before you, And do not take your Holy Spirit from me. —SALMOS 51: 6, 10-11
If he allows sin to take root in his heart, when the Holy Spirit brings conviction about that sin the only cure is to be cleansed and changed from the inside out. Like David, we must understand that it is not something we can do in our own strength. The cycle has to be broken with brokenness. The only thing David could do was be broken in repentance before God and ask Him to cleanse him from the inside out.
What’s inside
When it comes to the heart of man, what goes in is also what goes out. This is why Jesus exposed the Pharisees by their religious exterior. He called them fakers and hypocrites, saying, “Woe to you, scribes and Pharisees, hypocrites! because you are similar to whitewashed tombs, which on the outside, indeed, appear beautiful, but inside are full of the bones of the dead and all filthiness. So also you on the outside, indeed, you show yourselves righteous to men, but inside you are full of hypocrisy and iniquity (Matthew 23: 27-28).
They looked good; they played the part; they complied with religious formalities. But they paid far more attention to creating the exterior standard than they paid to following the interior standard. What is on the inside will show on the outside. Think of it this way: When someone is sick and nauseated, that person does not need training on how to make what’s inside come out. The body knows how to do that by itself! When you have garbage in, the garbage comes out. But likewise, when you have Jesus inside, Jesus comes out. If you allow sin to take root in your heart, when the Holy Spirit brings conviction about that sin the only cure is to be cleansed and changed from the inside out. Later, David boldly proclaims: “Bless, my soul, Jehovah, and all my being may his holy name bless” (Psalm 103: 1, emphasis added). I believe that David reached a point where he was able to bless the Lord with all that was in him because he was hiding nothing from God’s eyes. His spirit was upright; his heart was right; his conscience was clear.
The question is: Can all of his being bless his holy name? Is his heart clean before the Lord today? Can you worship Him in spirit and truth, or do you have “things” inside that bring Him glory? If we are to worship God in spirit and truth as Jesus said, that can only come from within a clean heart. It does not come from the bones of dead men. Jesus said, “If anyone is thirsty, let him come to me and drink. The qhe believes in me, as the Scripture says, rivers of living water will flow from within him ”(John 7: 37-38). Are there rivers of living water coming out of you, or are they polluted streams? What is it filling up with? What’s Inside? I think the longer we serve the Lord, the easier it can be to get caught up in the rut of religion. I have to struggle with that sometimes. I feel the pressure to be what is expected of me externally even though I may feel totally drained on the inside. So we have to be careful not to spend so much energy maintaining the outer appearance that soon after it is just that: an outer covering to cover an interior that dries. It is dangerous for a person or ministry to be growing externally, but diminishing in passion for Jesus internally. If I feel my passion for Jesus starting to fade, I fast. I cannot overstate how fasting helps you regain the forefront when you are getting weak. It helps you immediately refocus on only the things that really matter and cleanse yourself of the rest. Fasting helps you maintain the inner brokenness that allows God to make your outside fit with your inside. It is a living “inside out”. You don’t have to pretend externally when you are filled with the Lord internally.
Prayer:
Father I come before you with a repentant heart, I need you to cleanse it, give me a right spirit; you know the deepest thing that is in me, even I cannot fully know my heart, you know more about me, help me, you are my soon help, uproot what you do not like, what only you can do, no one else can do for me, I am broken and I need your transformation in me, I long for you to reign in my heart and be your Jesus, the one who manifests himself in me.
In the name of Jesus. Amen!