Los que me odian sin motivo suman más que los cabellos de mi cabeza. Muchos enemigos tratan de destruirme.
(SALMOS 69.4ª, NTV)
¿Has sentido alguna vez que todo el mundo se mete contigo? David sí. Como rey famoso, rico y poderoso, tenía muchos enemigos. También tenía una familia llena de disputas y de sucesos dramáticos, y todo un país que dirigir. ¡Uff!
Para relajarse y cargar pilas, escribió un diario. Desconociendo que miles de millones de personas leerían alguna vez sus palabras, se desahogó de verdad. No endulzó nada; le expresó a Dios cómo se sentía. David se vio con frecuencia entre la espada y la pared.
¿Te suena familiar? Tal vez no tengas soldados ni miembros de tu familia intentando atropellarte con carrozas, pero tal vez tengas nuevos hermanastros con los que llevarte bien o te estés enfrentando al acoso de los chicos populares del colegio.
La vida es difícil, pero no tienes por qué luchar con todo esto tú solo. Al igual que David, tenemos a un Dios que escucha nuestras preguntas, dudas, gritos y gemidos. Ya sea un diario, un blog o cualquier otra cosa, al Señor le gusta cuando te desahogas con él.
Por tanto, la próxima vez que tengas ganas de arrancarte los pelos, intenta hablarle a Dios de ello en su lugar. Te acogerá con los brazos abiertos.
Oración:
Dios, no siempre sé exactamente lo que estoy sintiendo, pero estoy seguro de que puedo decirte todo lo que quiero compartir contigo, ya sea mucho o poco. Enséñame a llevar mis pensamientos a ti por encima de todo. Ayúdame a convertirlo en una costumbre para toda mi vida.
Day 138 • Spill Your Guts
Those who hate me without reason outnumber the hairs of my head; many are my enemies without cause, those who seek to destroy me. (PSALM 69:4ª)
Ever felt like the whole world is picking on you? David did. As a famous, rich, and powerful king, he had plenty of enemies. He also had a quarreling, drama-filled family and an entire country to run. Phew!
To unwind and recharge, he wrote in his journal. Not knowing his words would one day be read by billions, he really let loose! He didn’t sugarcoat anything; he told God how he felt. David often felt caught between a rock and a hard place.
Sound familiar? Perhaps you don’t have soldiers or family members trying to mow you down with chariots, but you may have new stepsiblings to get along with or face bullying from the cool kid at school.
Life is hard, but you don’t have to struggle through it alone. Just like David, we have a God who hears our questions, doubts, shouts, and groans. Whether it’s in a journal, blog, or something else, the Lord loves it when we spill our guts to him.
So the next time you feel like pulling out your hair, try telling God about it instead. He’ll welcome you with open arms.
Prayer:
God, I don’t always know exactly what I’m feeling, but I know I can tell you as much or as little as I want. Teach me to bring you my thoughts first and always. Help me make it a lifelong habit.