Día 112 • Dios va dondequiera que vayamos

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar. (SALMOS 46.1–2, NTV)

¿Has sentido alguna vez un terremoto? ¿Has visto la destrucción de un huracán? ¡Es poderoso! Tal vez hayas tenido que correr a un lugar seguro cuando las sirenas del tornado se apagan. Pero es aterrador. Los desastres naturales nos hacen sentir como pulgas. Nos sentimos tan indefensos. No hay nada que hacer, sino esperar que acabe.

No cabe duda de que nos sentimos asustados. A todo el mundo le ocurre. Por esta razón, merece la pena leer el salmo 46 una y otra vez. Es un recordatorio de que cada vez que la naturaleza parece enojada, nuestro Padre celestial tiene el control. Él es mayor que el más grande de los incendios forestales, de las tormentas de nieve, de los tsunamis, de los terremotos, de los tornados y de los huracanes.

En ocasiones, el problema al que nos enfrentamos llega como una «tormenta» personal, como una lesión grave, una enfermedad o que tus padres pierdan su empleo. Estas clases de problemas pueden sacudir también nuestro mundo. Cuando todo estalla, nos sentimos asustados e inseguros.

Pero presta atención a estas extraordinarias noticias: Dios está siempre con nosotros. Dondequiera que vayamos, él también va. Dondequiera que estemos, allí está él. El Señor es lo suficientemente fuerte para mantenernos a salvo. Escribe Salmos 46.1–2 sobre un trozo de papel y cuélgalo en la pared de tu dormitorio si estás afrontando una tormenta.

Oración:

Señor, resulta fácil olvidar que tú estás justo a mi lado cuando el viento sopla y suenan las sirenas. Gracias porque me mantienes a salvo. Gracias por ser más fuerte y más grande que cualquier problema.


Day 112 • Wherever We

Go, God Goes God is our refuge and strength, an ever-present help in trouble. Therefore we will not fear, though the earth give way and the mountains fall into the heart of the sea. (PSALM 46:1−2)

Have you ever felt an earthquake? Have you seen the destruction of a hurricane? It’s powerful! Maybe you have had to run to a safe place when tornado sirens went off. Now that’s scary. Natural disasters make us feel like fleas. We feel so helpless. There’s nothing to do but wait it out.

No wonder we feel afraid. Everybody does. That’s why Psalm 46 is worth reading again and again. It’s a reminder that any time nature seems angry, our heavenly Father is in control. He is bigger than the biggest wildfires, blizzards, tsunamis, earthquakes, tornados, and hurricanes.

Sometimes the trouble we face comes as a personal “storm,” like a bad injury or sickness or your parents losing their jobs. Those kinds of problems can rock our world too. When everything blows apart, we feel frightened and insecure.

But listen to this great news: God is always with us. Wherever we go, he goes. Wherever we are, he is. The Lord is strong enough to keep us safe. Write Psalm 46:1–2 on a piece of paper and hang it on your bedroom wall if you are facing a storm.

Prayer:

Lord, it’s easy to forget that you are right beside me when the wind blows and the sirens sound. Thank you that you keep me safe. Thank you that you are stronger and bigger than any trouble.