Día 95 – En todas partes

¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. (SALMOS 139.7–8)

Este mundo es un lugar gigantesco. Si empezaras en el ecuador, tus pobres pies caminarían (¡y nadarían!) casi cuarenta mil trescientos kilómetros para volver al punto desde el que saliste en los Estados Unidos. De hecho, la tierra es lo suficientemente grande como para contener a más de noventa y cinco mil millones de campos de fútbol americano (¡eso es un montón de dedos de espuma!).  

Podrías pasar toda tu vida viajando y no podrías ver cada país, montaña, desierto, ciudad o bosque. Aun así, independientemente de lo inmenso que es este mundo, no bastaría para apartarte de la presencia de Dios.  

La mente del rey David divagaba en esta dirección mientras pastoreaba o tomaba el fresco en la azotea de su palacio. Tal vez pensaba: «Si siento la presencia de Dios aquí afuera, ¿habrá algún lugar donde pueda ir y él no esté? ¿Podría alguien escapar del Señor?». ¡No!  

Algunos piensan que la presencia de Dios solo está en la iglesia, así que intentan escapar de él. Se entierran en trabajo, en la escuela o en sus hobbies. Sin embargo, tal como David lo indicó, esa táctica no funcionará.  

Podrías ser un astronauta que viajara en un cohete a la luna o un submarinista que explorara el océano. De una u otra forma, Dios está allí.  

Así que explora el mundo y hasta la galaxia. Y es que dondequiera que vayas, Dios estará contigo.  

Oración:  

Señor, me encanta soñar con los lugares a los que iré algún día. ¡Este mundo es maravillosamente asombroso! Pero resulta tan consolador saber que estás conmigo todo el tiempo. Gracias por estar vigilante y por guiarme. 


Day 95 – Everywhere  

Where can I go from your Spirit? Where can I flee from your presence? If I go up to the heavens, you are there; if I make my bed in the depths, you are there.  

(PSALM 139:7–8)

This world is a gigantic place. If you started at the equator, your poor feet would walk (and swim!) nearly twenty-five thousand miles to get back to where you began in the United States. In fact, Earth is big enough to hold more than ninety-five billion football fields (that’s a lot of foam fingers!).  

You could spend your entire life traveling and still not see every country, mountain, desert, city, or forest. Yet no matter how huge this world is, it’s still not enough to keep you from God’s presence.  

King David’s mind wandered this direction while shepherding or chilling on his palace rooftop. He may have thought, “If I feel God’s presence out here, is there any place I can go where he’s not? Could someone ever run away from the Lord?” NO!  

Some people think God’s presence is only at church, so they try to outrun him. They bury themselves in work, school, or hobbies. But like David pointed out, that tactic won’t work.  

You could be an astronaut rocketing to the moon or a submariner exploring the ocean. Either way, God is there.  

So explore the world and even the galaxy. Because no matter where you go, God will be with you.  

Prayer:  

God, I love to dream about the places I’ll go someday. This world is crazy-awesome! But it’s so comforting to know you’re with me all the time. Thank you for watching over and guiding me.