Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. MATEO 18:20 (NVI)
En la comunión verdadera experimentamos autenticidad. La comunión auténtica no es superficial. Consiste en la expresión genuina, de corazón a corazón, desde lo más íntimo de nuestro ser. El verdadero compañerismo ocurre cuando la gente es honesta con lo que es y con lo que sucede en su vida, comparte sus penas, revela sus sentimientos, confiesa sus fracasos, manifiesta sus dudas, reconoce sus temores, admite sus debilidades, y pide la ayuda y la oración de los demás.
La autenticidad es exactamente lo contrario de lo que encuentras en algunas iglesias. En estas, en vez de una atmósfera de sinceridad y humildad, hay fingimiento, roles, politiquería, una cordialidad superficial y una conversación trivial. La gente se pone máscaras, está a la defensiva y se conduce como si su vida fuera un lecho de rosas. Estas actitudes matan la verdadera comunión.
Podremos experimentar la verdadera comunión solo si somos transparentes en nuestra vida. La Biblia dice: «Si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros… Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad». El mundo cree que la intimidad necesita oscuridad, pero Dios dice que esta ocurre en la luz. La oscuridad sirve para esconder nuestros dolores, culpas, temores, fracasos y fallas. Pero al sacarlos a la luz, los ponemos a la vista y admitimos quiénes somos en realidad.
Por supuesto, la autenticidad exige valor y humildad. Implica enfrentar nuestro temor a la exposición, al rechazo y a ser heridos nuevamente. ¿Por qué habríamos de correr ese riesgo? Porque es la única manera de crecer espiritualmente y conservar nuestra salud emocional. La Escritura indica que «nuestra práctica debería ser: confesarnos unos a otros nuestros pecados y orar unos por otros para poder vivir todos juntos y ser sanados». Solo podemos crecer si nos arriesgamos, y no hay riesgo mayor que ser sinceros con nosotros mismos y con otros.
Reflexión:
El verdadero compañerismo ocurre cuando la gente es honesta con lo que es y con lo que sucede en su vida.
Day 18 • 2nd Part – Experiencing Life Together
Jesus said, “Where two or three have gathered together in My name, I am there in their midst.” MATTHEW 18:20 (NASB)
In real fellowship people experience authenticity.
Authentic fellowship is not superficial, surface-level chit-chat. It is genuine, heart-to-heart, sometimes gut-level, sharing. It happens when people get honest about who they are and what is happening in their lives. They share their hurts, reveal their feelings, confess their failures, disclose their doubts, admit their fears, acknowledge their weaknesses, and ask for help and prayer.
Authenticity is the exact opposite of what you find in some churches. Instead of an atmosphere of honesty and humility, there is pretending, role-playing, politicking, and superficial politeness but shallow conversation. People wear masks, keep their guard up, and act as if everything is rosy in their lives. These attitudes are the death of real fellowship.
It Is only as we become open about our lives that we experience real fellowship. The Bible says, “If we live in the light, as God is in the light, we can share fellowship with each other. . . . If we say we have no sin, we are fooling ourselves.” The world thinks intimacy occurs in the dark, but God says it happens in the light. Darkness is used to hide our hurts, faults, fears, failures, and flaws. But in the light, we bring them all out into the open and admit who we really are.
Of course, being authentic requires both courage and humility. It means facing our fear of exposure, rejection, and being hurt again. Why would anyone take such a risk? Because it is the only way to grow spiritually and be emotionally healthy. The Bible says, “Make this your common practice: Confess your sins to each other and pray for each other so that you can live together whole and healed.” We only grow by taking risks, and the most difficult risk of all is to be honest with ourselves and with others.
Reflection:
Real fellowship happens when people get honest about who they are and what is happening in their lives.