Día 17 – 2da Parte • Un lugar al cual pertenecer

[Dios dijo:] No es bueno que el hombre esté solo. GÉNESIS 2:18 (NVI)


Fuera del cuerpo, los órganos se secan y mueren. No pueden sobrevivir solos; nosotros tampoco. Desvinculada y sin la fuente de vida que brinda el cuerpo local, tu vida espiritual se marchitará y dejará de existir. Por ese motivo, el primer síntoma del enfriamiento espiritual suele ser la asistencia irregular a los cultos de adoración y otros encuentros de creyentes. Cuando descuidamos la comunión, todo lo demás también se va a pique.


Ser miembro de la familia de Dios tiene repercusiones y no es algo para ser ignorado casualmente. La iglesia es parte del plan de Dios para el mundo. Jesús dijo: «Edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella» La iglesia es indestructible y existirá por la eternidad. Sobrevivirá al universo, y tu papel en ella también. La persona que dice: «No necesito a la iglesia», es arrogante o ignorante. La iglesia es tan importante que Jesús murió en la cruz por ella. «Cristo amó a la iglesia entregó su vida por ella».8


La iglesia sobrevivirá al universo y tu papel en ella también.


La Biblia le llama a la iglesia «la esposa de Cristo» y «el cuerpo de Cristo».9 No me puedo imaginar diciéndole a Jesús: «Te amo, pero no me gusta tu esposa» o «Te acepto, pero rechazo tu cuerpo». Sin embargo, eso es lo que hacemos cuando le restamos importancia, menospreciamos o nos quejamos de la iglesia. Por el contrario, Dios nos manda a amarla tanto como la ama Jesús. La Biblia nos ordena «amar a nuestra familia espiritual». Es triste ver que muchos cristianos usan la iglesia, pero no la aman.

La congregación local

Con pocas excepciones importantes que tienen que ver con todos los creyentes en la historia, casi todas las veces que se usa la palabra iglesia en la Biblia se refiere a la congregación local y visible. El Nuevo Testamento da por sentado que los creyentes eran miembros de una congregación local. Los únicos cristianos que no pertenecían a una comunidad, eran los que estaban sujetos a la disciplina de la congregación o habían dejado de tener comunión por casos de inmoralidad.


La Biblia dice que un cristiano sin iglesia materna es como un órgano sin un cuerpo, una oveja sin rebaño o un niño sin familia. No es su estado natural. La Biblia dice que somos «miembros de la familia de Dios, conciudadanos de todos los creyentes en Cristo».


En la actualidad, el individualismo independiente de nuestra cultura ha creado muchos huérfanos espirituales, «creyentes conejos» que saltan de una iglesia a otra sin identificarse, sin rendir cuentas ni comprometerse con ninguna. Muchos creen que es posible ser un «buen cristiano» sin unirse (a veces sin siquiera asistir) a una iglesia local, pero Dios no está de acuerdo con eso. Su Palabra ofrece muchas razones de peso para justificar la necesidad de estar comprometidos y ser activos en la comunión.


Reflexión:
Dios nos creó para vivir en comunidad, tener comunión y una familia, así que no podemos cumplir los propósitos de Dios por nosotros mismos. Eres llamado a pertenecer, no solo a creer.


DAY 17/Second part • A Place to Belong

God said, “It is not good for . . . man to be alone.” GENESIS 2:18 (NIV)

If an organ is somehow severed from its body, it will shrivel and die. It cannot exist on its own, and neither can you. Disconnected and cut off from the lifeblood of a local body, your spiritual life will wither and eventually cease to exist. 6 This is why the first symptom of spiritual decline is usually inconsistent attendance at worship services and other gatherings of believers. Whenever we become careless about fellowship, everything else begins to slide, too.


Membership in the family of God is neither inconsequential nor something to be casually ignored. The church is God’s agenda for the world. Jesus said, “I will build my church, and all the powers of hell will not conquer it.”  The church is indestructible and will exist for eternity. It will outlive this universe, and so will your role in it. The person who says, “I don’t need the church,” is either arrogant or ignorant. The church is so significant that Jesus died on the cross for it. “Christ loved the church and gave his life for it.”

The church will outlive this universe, and so will your role in it.


The Bible calls the church “the bride of Christ” and “the body of Christ.” I can’t imagine saying to Jesus, “I love you, but I dislike your wife.” Or “I accept you, but I reject your body.” But we do this whenever we dismiss or demean or complain about the church. Instead, God commands us to love the church as much as Jesus does. The Bible says, “Love your spiritual family.”  Sadly, many Christians use the church but don’t love it.


Your Local Fellowship


Except for a few important instances referring to all believers throughout history, almost every time the word church is used in the Bible it refers to a local, visible congregation. The New Testament assumes membership in a local congregation. The only Christians not members of a local fellowship were those under church discipline who had been removed from the fellowship because of gross public sin. 


The Bible says a Christian without a church home is like an organ without a body, a sheep without a flock, or a child without a family. It is an unnatural state. The Bible says, “You belong in God’s household with every other Christian.” 


Today’s culture of independent individualism has created many spiritual orphans — “bunny believers” who hop around from one church to another without any identity, accountability, or commitment. Many believe one can be a “good Christian” without joining (or even attending) a local church, but God would strongly disagree. The Bible offers many compelling reasons for being committed and active in a local fellowship.


Reflection:
We are created for community, fashioned for fellowship, and formed for a family, and none of us can fulfill God’s purposes by ourselves. You are called to belong, not just believe.