¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva. —Juan 7:37-38
Tan pronto como salté de la cama y mis pies tocaron el suelo esa mañana, fui directo a la cocina a tomar un vaso de agua. Me levanté sedienta, así que en lo único que podía pensar era en satisfacer mi sed. No tomé el agua a pequeños sorbos, sino que me la tragué tan rápido como pude, sintiéndome mucho mejor después.
Versículos para el estudio adicional:
Salmo 1:2-3
Juan 4:7-15
Juan 6:35
Juan 7:37-38
El agua es esencial para la vida y nuestro cuerpo debe ingerir la cantidad adecuada a fin de funcionar bien. Todo lo que tienes que hacer es escribir «beneficios del agua» en cualquier buscador de la Internet y encontrarás cientos de razones por las que es importante beber el agua que tu cuerpo necesita. Una manera en que el agua nos ayuda durante el ayuno es removiendo las toxinas. Las toxinas son sustancias venenosas que le causan daño al cuerpo, resultando en toda clase de enfermedades y problemas de salud.
Nuestras almas también necesitan hidratación, corrientes refrescantes de aguas de vida que solo Jesús puede traer a nuestra sedienta existencia. Jesús prometió que «el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna» (Juan 4:14). Solo el Señor puede satisfacer nuestras necesidades más hondas. Solo él puede depurar las toxinas del enojo, la amargura, los celos, la falta de perdón y la rebeldía. Solo Jesús, nuestro Salvador, puede limpiarnos de adentro hacia afuera.
Cada vez que bebas un vaso de agua durante tu ayuno, que sea un recordatorio de que Jesús es tu Agua Viva. Él tiene reservas ilimitadas de bendiciones, paz, poder y sabiduría para derramar en tu vida. Bebe profundamente del Señor hoy. Encuentra deleite en la verdad de su Palabra. Ten sed de él solamente.
Oración:
Señor, tengo sed de ti y tu Palabra. Nada más me satisface sino tú. Lléname hoy para que mi vida pueda rebosar de tu amor.
Drink Up!
If anyone thirsts, let him come to me and drink. Rivers of living water will brim and spill out of the depths of anyone who believes in me this way, just as the Scripture says.
— John 7:37 – 38 MSG
Verses for additional study: Psalm 1:2 – 3
John 4:7 – 15
John 6:35
John 7:37 – 38
As soon I got out of bed and my feet hit the floor this morning, I headed straight for the kitchen to get a drink of water. I woke up feeling parched, and satisfying my thirst was all I could think about. I didn’t just sip the water, either. I gulped it down as quickly as I could, and I felt so much better after I did.
Water is essential to life, and our bodies must have adequate amounts of it to thrive. All you have to do is type in “benefits of water” on any internet search engine, and you’ll find hundreds of reasons why it’s important to drink the water your body needs. One way water helps us as we fast is by removing toxins. Toxins are poisonous substances that cause damage to the body, resulting in all kinds of illness and health problems.
Our souls also need hydration, refreshing streams of living water that only Jesus can bring to our thirsty lives Jesus promises that “whoever drinks of the water that I will give him will never be thirsty again. The water that I will give him will become in him a spring of water welling up to eternal life” (John 4:14 ESV). Only the Lord can satisfy our deepest longings. Only he can flush out the toxins of anger, bitterness, jealousy, unforgiveness, and rebellion. Only Jesus, our Savior, can cleanse us from the inside out.
Every time you drink a glass of water during your fast, let it be a reminder that Jesus is your Living Water. He has unlimited stores of blessing, peace, power, and wisdom to pour into your life. Drink deeply of the Lord today. Find delight in the truth of his Word. Thirst for him alone.
Prayer:
Lord, I’m thirsty for you and your Word. Nothing satisfies but you. Fill me up today so that my life overflows with your love.