Un refrescante manantial

El que beba del agua que yo le daré […] se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. 
JUAN 4:13-14 (BAD) 

¿Alguna vez has tenido tanta sed que has pensado que jamás serías capaz de beber tanta agua como para saciarte? Quizá has estado en algún lugar calurosísimo, donde hubieras sido capaz de lanzarte de cabeza a un charco embarrado solo para refrescarte. Imagínate cómo debería de ser encontrarse un oasis en medio del desierto o una poza con agua cristalina al final de una cascada en medio de la jungla. ¡Qué refrescante!

Incluso la palabra «refresco» invoca la idea de una atractiva bebida para el alma cansada. La Palabra de Dios es nuestra fuente de vida y energía. Nos da lo que tanto necesitamos ¡y siempre la tenemos a nuestro alcance! Si pasas tiempo en las Escrituras, descubrirás que su Palabra está en ti, buscando revitalizarte y ayudarte a recobrar el vigor.

Oración:
Señor, tu Palabra nunca se secará. Tu agua da vida y es eterna, ¡qué refrescante! Hay en mí un manantial inacabable, listo para darme agua en cualquier momento del día o de la noche. Qué reconfortante me resulta cuando estoy cansada, frustrada, triste y confundida.


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