19Nov – Día 22 – 4ta Parte – Creado para ser como Cristo

Ni siquiera nos podemos imaginar cómo seremos cuando Cristo vuelva. Pero sabemos que cuando venga, seremos como él, porque lo veremos como realmente es.

1 JUAN 3:2 (BAD)

En Efesios 4:22-24, Pablo explica nuestras tres responsabilidades para llegar a ser como Cristo. Primero, debemos escoger abandonar nuestras maneras antiguas de actuar: «Desháganse de todo lo que tenga que ver con su viejo estilo de vida. Está totalmente podrido. ¡Líbrense de él!».

Segundo, debemos cambiar nuestra manera de pensar: «Permitan que el Espíritu cambie su manera de pensar». La Biblia dice que somos «transformados» mediante la renovación de nuestra mente. La palabra griega para transformados, metamorphosis (usada en Romanos 12:2 y 2 Corintios 3:18), es la que se emplea para describir el cambio asombroso que permite que una oruga se transforme en una mariposa. Es un hermoso cuadro de lo que nos pasa espiritualmente cuando permitimos que Dios dirija nuestros pensamientos: Él nos transforma de adentro hacia afuera, nos hace más hermosos y nos libera para alcanzar nuevas alturas.

Tercero, debemos «vestirnos» con el carácter de Cristo, desarrollando hábitos nuevos y consagrados. Tu carácter es esencialmente la suma de tus hábitos; es la manera en que te conduces habitualmente. La Biblia nos manda a ponernos el nuevo yo, «la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad».

Dios usa su Palabra, a las personas y las circunstancias para moldearnos.

Estas tres condiciones son indispensables para el desarrollo del carácter. La Palabra de Dios proporciona la verdad que necesitamos para crecer; el pueblo de Dios proporciona el apoyo que necesitamos para crecer; y las circunstancias proporcionan el ambiente para practicar la semejanza a Cristo. Si estudias y aplicas la Palabra de Dios, si te vinculas regularmente con otros creyentes y aprendes a confiar en Dios en las circunstancias difíciles, te garantizo que llegarás a ser más como Jesús. Analizaremos cada uno de estos ingredientes de crecimiento en los capítulos siguientes.

Muchas personas dan por sentado que todo lo que se necesita para el crecimiento espiritual es estudio bíblico y oración. Pero ambas cosas por sí solas nunca cambiarán algunas cuestiones de la vida. Dios usa a las personas. Él casi siempre prefiere trabajar por medio de las personas en vez de realizar milagros, a fin de que dependamos unos de otros para la comunión. Él quiere que crezcamos juntos.

En muchas religiones, las personas consideradas espiritualmente más maduras y santas son las que se aíslan de los demás en monasterios situados en lo alto de una montaña, sin peligro de contagio por el contacto con otros. Pero esta es una grave equivocación. ¡La búsqueda de la madurez espiritual no es una ocupación solitaria e individual! No puedes llegar a ser como Cristo en el aislamiento. Debes estar cerca de otras personas e interactuar con ellas. Necesitas ser miembro de una iglesia y una comunidad. ¿Por qué? Porque la verdadera madurez espiritual consiste en aprender a amar como Jesús amó, y no puedes practicar esa disciplina si no estas en relación y contacto con otras personas. Recuerda, todo es cuestión de amor: amar a Dios y a los demás.

Llegar a ser como Cristo es un proceso largo y lento de crecimiento.

La madurez espiritual no es instantánea ni automática; es un desarrollo gradual y progresivo que llevará el resto de tu vida. Refiriéndose a este proceso, Pablo dijo: «Esto continuará hasta que seamos… maduros, así como Cristo lo es, y seamos completamente como él».

Eres una obra en progreso. Tu transformación espiritual en cuanto al desarrollo del carácter de Jesús seguirá por el resto de tu vida, y aun así, no se completará aquí en la tierra. La obra se terminará cuando llegues al cielo o Jesús vuelva. En ese momento, cualquier trabajo en tu carácter que todavía quede por terminar se dará por finalizado. La Biblia dice que cuando al fin podamos ver a Jesús perfectamente, llegaremos a ser exactamente como él: «Ni siquiera nos podemos imaginar cómo seremos cuando Cristo vuelva. Pero sabemos que cuando él venga, seremos como él, porque lo veremos como él realmente es».

Reflexión: Dios está mucho más interesado en lo que eres que en lo que haces.


DAY 22/Fourth part • Created to Become Like Christ

We can’t even imagine what we will be like when Christ returns. But we do know that when he comes we will be like him, for we will see him as he really is.

1 JOHN 3:2 (NLT)

Paul explains in Ephesians 4:22 — 24 our three responsibilities in becoming like Christ. First, we must choose to let go of old ways of acting. “Everything . . . connected with that old way of life has to go. It’s rotten through and through. Get rid of it!” 

Second, we must change the way we think. “Let the Spirit change your way of thinking.”  The Bible says we are “transformed” by the renewing of our minds.  The Greek word for transformed, metamorphosis (used in Romans 12:2 and 2 Corinthians 3:18), is used today to describe the amazing change a caterpillar goes through in becoming a butterfly. It is a beautiful picture of what happens to us spiritually when we allow God to direct our thoughts: We are changed from the inside out, we become more beautiful, and we are set free to soar to new heights.

Your character is essentially the sum of your habits.

Third, we must “put on” the character of Christ by developing new, godly habits. Your character is essentially the sum of your habits; it is how you habitually act. The Bible says, “Put on the new self, created to be like God in true righteousness and holiness.”

God uses his Word, people, and circumstances to mold us. All three are indispensable for character development. God’s Word provides the truth we need to grow, God’s people provide the support we need to grow, and circumstances provide the environment we need to practice Christlikeness. If you study and apply God’s Word, connect regularly with other believers, and learn to trust God in difficult circumstances, I guarantee you will become more like Jesus. We will look at each of these growth ingredients in the chapters ahead.

Many people assume all that is needed for spiritual growth is Bible study and prayer. But some issues in life will never be changed by Bible study or prayer alone. God uses people. He usually prefers to work through people rather than perform miracles, so that we will depend on each other for fellowship. He wants us to grow together.

In many religions, the people considered to be the most spiritually mature and holy are those who isolate themselves from others in mountaintop monasteries, uninfected by contact with other people. But this is a gross misunderstanding. Spiritual maturity is not a solitary, individual pursuit! You cannot grow to Christlikeness in isolation. You must be around other people and interact with them. You need to be a part of a church and community. Why? Because true spiritual maturity is all about learning to love like Jesus, and you can’t practice being like Jesus without being in relationship with other people. Remember, it’s all about love — loving God and loving others.

Becoming like Christ is a long, slow process of growth. Spiritual maturity is neither instant nor automatic; it is a gradual, progressive development that will take the rest of your life. Referring to this process, Paul said, “This will continue until we are . . . mature, just as Christ is, and we will be completely like him.”

You are a work in progress. Your spiritual transformation in developing the character of Jesus will take the rest of your life, and even then it won’t be completed here on earth. It will only be finished when you get to heaven or when Jesus returns. At that point, whatever unfinished work on your character is left will be wrapped up. The Bible says that when we are finally able to see Jesus perfectly, we will become perfectly like him: “We can’t even imagine what we will be like when Christ returns. But we do know that when he comes we will be like him, for we will see him as he really is.”

Reflection:

God is far more interested in what you are than in what you do.