¿QUÉ QUISO DECIR David cuando expresó: “Un abismo llama a otro” en Salmos 42:7? Mientras ayunaba, el hambre y la sed de David por Dios eran mayores que su deseo natural de comer. Como resultado, llegó a un lugar donde pudo clamar desde las profundidades de su espíritu a las profundidades de Dios, incluso en medio de su prueba. Cuando usted ha experimentado aunque sea un destello de ese tipo de intimidad con el santo Creador del universo, y las incontables recompensas y bendiciones que siguen, toda su vida de adoración cambia.
David era un hombre conforme al corazón de Dios. Era un hombre que ayunaba con frecuencia, y no solamente de alimentos. En su juventud, él frecuentemente estaba en los campos a solas, únicamente con las ovejas y su Dios. Después de ser ungido rey, él pasó muchos días huyendo para salvar su vida. David escribió el Salmo 34 mientras estaba solo y huyendo de Saúl en tierra de los filisteos. Pero David se alentó a sí mismo para adorar a Dios aun en esas condiciones, proclamando: “Su alabanza estará de continuo en mi boca” (v. 1), y “gustad, y ved que bueno es el Señor” (v. 8). Un adorador rutinario en esas circunstancias habría quedado totalmente abrumado. Pero David sabía que adorar a Dios era magnificar a Dios. Su invitación a todos nosotros a magnificar a Dios junto con él (v. 3) sigue abierta hoy día.
¿Qué respondería usted si el Señor le preguntase: “¿Recuerdas la última vez que estuviste enfermo de amor por mí?”. Yo comencé a meditar en esta pregunta recientemente. Pensé otra vez en la época en que Cherise y yo salíamos juntos. Estábamos profundamente enamorados y queríamos pasar cada instante juntos; probablemente fuera algo bueno que nuestros padres no nos dejaran hacerlo, porque seguramente nos habríamos muerto de hambre. Durante la mayor parte del tiempo, dondequiera que salíamos a comer terminábamos dando unos tres bocados a la comida porque estábamos absortos el uno en el otro. Sé que eso suena un poco bobo, pero siga conmigo, pues voy a llegar a algo. No puedo decirle el dinero que desperdicié en comidas, simplemente porque nuestro deseo de hablar y pasar tiempo el uno con el otro era mayor que nuestro deseo de comer. Estábamos “enfermos de amor”. Cuando pensaba en eso, lo entendí. Eso es lo que el Señor siente cuando ayunamos. Cuando estamos tan enfermos de amor por nuestro primer amor, ayunar es fácil.
Por tanto, le pregunto: ¿recuerda la última vez que se alejó de una comida porque estaba tan preocupado por su primer amor que la comida no tenía ningún interés? ¿Ha experimentado periodos en que sentía como si el Novio estuviera distante? Simplemente usted no siente su presencia tan cerca como antes. No tiene ánimos para adorar y carece de la emoción y del infantil entusiasmo que una vez tuvo por las cosas espirituales. Quizá sea el momento de detener el ajetreo de su vida cotidiana y declarar un ayuno, un periodo de estar enfermo de amor para restaurar la pasión de su primer amor y ponerla de nuevo en su lugar adecuado en su vida. Cuando usted ayuna, todo se calma. El día parece más largo; las noches parecen más largas, pero en la quietud de la búsqueda encontrará a Aquel a quien su corazón desea.
Cuando usted adora, magnifica a Dios. Sus enemigos o circunstancias pueden parecen tan grandes y poderosas que son lo único que usted puede ver. Pero cuando adora, no solo magnifica a Dios, sino que también reduce el tamaño y el poder de todo lo que le rodea. Más adelante en el Salmo 34, David dijo: “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores” (v. 4). Dios le oirá cuando disponga usted su corazón a adorarle. Cuando magnifica al Señor, encoge el supuesto poder de su enemigo, el diablo. Lo mejor que puede usted hacer en medio de una batalla es exaltar al Señor. Josafat es prueba de eso. Cuando estaba bajo ataque, la nación entera clamó, ayunó y adoró a Dios. Josafat envió a los adoradores por delante del ejército para exaltar a su Dios, y Él liberó totalmente a Judá de su enemigo.
Dios no necesita nuestras rutinas ni saborea nuestra actividad insensible. Él no quiere nuestras “sobras”. La adoración verdadera que sale de nuestros corazones le alimenta y le satisface; es algo que Él desea, y que merece.
En este día de ayuno, recuerde:
◇Escuche su CD favorito de adoración.
◇Enfóquese en su meditación escuchando la voz dulce y apacible de Dios.
◇Continúa la pérdida de peso.
Pensamientos para su diario:
◇Alabe a Dios por haberle traído hasta aquí, y dele gracias por su firme presencia.
Enfoque de la oración de hoy:
Discernimiento
DISCERNIMIENTO ES LA capacidad de juzgar con rectitud. Al igual que Salomón oró por sabiduría, usted y yo podemos pedir a Dios que fortalezca nuestro discernimiento de personas, situaciones y oportunidades. Tiene que ver con ser sensible a su Espíritu, lo cual aumenta exponencialmente cuando usted está ayunando. Por tanto, a medida que continúa este viaje, haga un punto de oración el pedir a Dios que aumente su discernimiento de personas, situaciones y más cosas. Y estudie su Palabra. Como nos recuerda el escritor de Hebreos: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).
Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas. —1 Juan 4:1, NVI
Magnify your worship
WHAT DID David MEAN when he said, “Deep calls to deep” in Psalm 42:7? While he was fasting, David’s hunger and thirst for God were greater than his natural desire to eat. As a result, he came to a place where he could cry out from the depths of his spirit to the depths of God, even in the midst of his trial. When you have experienced even a glimpse of that kind of intimacy with the holy Creator of the universe, and the countless rewards and blessings that follow, your entire worship life changes.
David was a man after God’s own heart. He was a man who fasted frequently, and not just from food. In his youth, he was often in the fields alone, only with the sheep and God. After being anointed king, he spent many days running for his life. David wrote Psalm 34 while he was alone and fleeing from Saul in Philistine land. But David encouraged himself to worship God even under these conditions, proclaiming, “His praise shall continually be in my mouth” (v. 1), and “taste and see how good the Lord is” (v. 8). ). A routine worshiper in those circumstances would have been totally overwhelmed. But David knew that to worship God was to magnify God. His invitation to all of us to magnify God together with him (v. 3) remains open today.
What would you answer if the Lord asked you, “Do you remember the last time you were lovesick for me?” I started meditating on this question recently. I thought back to the time when my partner and I used to go out together. We were deeply in love and wanted to spend every moment together; It was probably a good thing our parents didn’t let us do it, because we would surely have starved. For the most part, wherever we went out to eat we ended up having about three bites of food because we were so engrossed in each other. I know that sounds a bit silly, but stick with me, I’m going to get somewhere. I can’t tell you how much money I wasted on food simply because our desire to talk and spend time with each other was greater than our desire to eat. We were “lovesick.” When I thought about it, I understood. That is what the Lord feels when we fast. When we are so lovesick for our first love, fasting is easy.
So I ask you, do you remember the last time you walked away from a meal because you were so preoccupied with your first love that the meal was of no interest? Have you experienced periods when you felt as if the Bridegroom was distant? You just don’t feel his presence as close as before. There is no heart for worship and lack of emotion and childish enthusiasm that you once had for spiritual things. Perhaps it is time to stop the hustle and bustle of your daily life and declare a fast, a period of lovesickness to restore the passion of your first love and put it back in its proper place in your life. When you fast, everything calms down. The day seems longer; the nights seem longer, but in the stillness of the search you will find the One your heart desires.
When you worship, you magnify God. Your enemies or circumstances may seem so big and powerful that they are all you can see. But when you worship, you not only magnify God, you also reduce the size and power of everything around you. Later in Psalm 34, David said, “I sought the Lord, and he heard me, and saved me from all my fears” (v. 4). God will hear you when you set your heart to worship him. When you magnify the Lord, you shrink the supposed power of your enemy, the devil. The best thing you can do in the middle of a battle is to exalt the Lord. Jehoshaphat is proof of that. When under attack, the entire nation cried out, fasted, and worshiped God. Jehoshaphat sent the worshipers ahead of the army to exalt his God, and He totally delivered Judah from his enemy.
God does not need our routines or to relish in our callous activity. He doesn’t want our “leftovers”. The true worship that comes from our hearts feeds and satisfies you; it is something He desires, and deserves.
On this fast day, remember:
◇Listen to your favorite worship CD.
◇Focus your meditation listening to the still small voice of God.
◇Continue weight loss.
Thoughts for your journal:
◇ Praise God for bringing you here, and thank him for his steadfast presence.
Today’s prayer focus:
Discernment
DISCERNMENT IS THE ability to judge correctly. Just like Solomon prayed for wisdom, you and I can ask God to strengthen our discernment of people, situations, and opportunities. It has to do with being sensitive to his Spirit, which increases exponentially when you are fasting. So as you continue on this journey, make it a point to pray, asking God to increase your discernment of people, situations and more. And study his Word. As the writer of Hebrews reminds us: “For the word of God is quick and powerful, and sharper than any two-edged sword; and penetrates to divide the soul and the spirit, the joints and the marrow, and discerns the thoughts and intents of the heart” (Hebrews 4:12).
Dear brothers, do not believe anyone who claims to be inspired by the Spirit, but put him to the test to see if he is from God, because many false prophets have gone out into the world. —1 John 4:1, NIV