De mí no haré alarde, sino de mis debilidades. 2 CORINTIOS 12:5 (BAD)
Comparte sinceramente tus debilidades. Ministrar empieza con mostrar vulnerabilidad. Quítate la máscara y comparte todo lo que guardas, todas tus luchas, de manera que Dios pueda usarte para servir a otros.
Pablo mostró su vulnerabilidad en todas sus cartas. Expresó con sinceridad:
• Sus fallas: «Cuando quiero hacer lo bueno, no lo hago, y cuando trato de no hacer lo malo, eso hago».
• Sus sentimientos: «Yo te dije todos mis sentimientos».
• Sus frustraciones: «Fuimos realmente agobiados, abrumados, y temimos que nunca podríamos volver a vivir a través de esto».
• Sus temores: «Cuando yo vine a ti, estaba débil, temeroso y estremecido».
Por supuesto, la vulnerabilidad es un riesgo. Puedes tener miedo a bajar tus defensas y mostrarle tu vida a otros. Cuando revelas tus fallas, tus sentimientos, tus frustraciones y tus temores, te arriesgas a ser rechazado. Pero los beneficios valen la pena. La vulnerabilidad te ayuda a liberarte emocionalmente, alivia el estrés, desactiva tus temores y es el primer paso hacia la libertad.
Sabemos que Dios «da gracia al humilde», pero muchos malinterpretan esto. La humildad no es negar tus fuerzas o ponerte por debajo de otros, es ser honesto acerca de tus debilidades. Mientras más sincero seas, más recibirás la gracia de Dios. También recibirás la gracia de otros. La vulnerabilidad es una cualidad que apreciamos, somos naturalmente atraídos hacia los humildes. Las pretensiones repelen, no obstante, la autenticidad atrae y la vulnerabilidad es el camino hacia la intimidad.
Por eso es que Dios quiere usar tus debilidades, no solo tus fortalezas. Si todo lo que la gente ve son tus fortalezas, se desalienta y piensa: «Bien, qué bueno por él o ella, pero yo nunca podré hacerlo». Sin embargo, cuando ven a Dios usándote a pesar de tus debilidades, eso los consuela y piensan: «¡Puede ser que Dios me use!». Nuestras fortalezas crean competencias, mientras que nuestras debilidades producen comunión.
Reflexión:
En vez de mostrarte autosuficiente e insuperable, obsérvate a ti mismo como un trofeo de gracia.
DAY 35/Fifth part • God’s Power in Your Weakness
I am going to boast only about how weak I am and how great God is to use such weaknesses for his glory.
2 CORINTHIANS 12:5 (LB)
Honestly share your weaknesses. Ministry begins with vulnerability. The more you let down your guard, take off your mask, and share your struggles, the more God will be able to use you in serving others.
Paul modeled vulnerability in all his letters. He openly shared
• His failures: “When I want to do good, I don’t, and when I try not to do wrong, I do it anyway.”
• His feelings: “I have told you all my feelings.”
• His frustrations: “We were crushed and completely overwhelmed, and we thought we would never live through it.”
• His fears: “When I came to you, I was weak and fearful and trembling.”
Of course, vulnerability is risky. It can be scary to lower your defenses and open up your life to others. When you reveal your failures, feelings, frustrations, and fears, you risk rejection. But the benefits are worth the risk. Vulnerability is emotionally liberating. Opening up relieves stress, defuses your fears, and is the first step to freedom.
We have already seen that God “gives grace to the humble,” but many misunderstand humility. Humility is not putting yourself down or denying your strengths; rather, it is being honest about your weaknesses. The more honest you are, the more of God’s grace you get. You will also receive grace from others. Vulnerability is an endearing quality; we are naturally drawn to humble people. Pretentiousness repels but authenticity attracts, and vulnerability is the pathway to intimacy.
This is why God wants to use your weaknesses, not just your strengths. If all people see are your strengths, they get discouraged and think, “Well, good for her, but I’ll never be able to do that.” But when they see God using you in spite of your weaknesses, it encourages them to think, “Maybe God can use me!” Our strengths create competition, but our weaknesses create community.
Reflection:
Instead of posing as self-confident and invincible, see yourself as a trophy of grace.
