17Ene • Día 28 • Requiere tiempo

Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo. ECLESIASTÉS 3:1 (NVI) 

Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.

FILIPENSES 1:6 (NVI)

NO HAY ATAJOS EN EL CAMINO HACIA LA MADUREZ.

Convertirnos en adultos requiere años, y toda una estación para que el fruto crezca y madure. Eso también es cierto con respecto al fruto del Espíritu. El desarrollo de un carácter semejante al de Cristo no se puede apresurar. El crecimiento espiritual, como el físico, lleva tiempo.

Cuando se intenta acelerar la maduración de la fruta, pierde su sabor. En Estados Unidos, por lo general, se arrancan los tomates sin madurar para que no se magullen cuando son enviados a los mercados. Después, antes de ser vendidos, estando aún verdes, son rociados con CO2 para que queden rojos al instante. Los tomates rociados con gas son comestibles, pero su sabor no tiene punto de comparación con el de un tomate al que se le permitió madurar a su tiempo.

Mientras nosotros nos preocupamos por qué tan rápido crecemos, Dios se interesa por qué tan fuertes crecemos. Dios ve nuestras vidas desde y para la eternidad, por eso nunca tiene prisa.

Lane Adams en cierta oportunidad comparó el proceso del crecimiento espiritual con la estrategia que los aliados usaron en la Segunda Guerra Mundial para liberar a las islas del Pacífico Sur. Primero hacían el trabajo de «ablande» de una isla, debilitando la resistencia mediante el bombardeo de las fortalezas enemigas con bombas lanzadas desde naves que estaban en la costa. Después, un pequeño grupo de soldados especializados invadía la isla y establecía una «cabeza de playa», una pequeña zona de la isla bajo su control. En cuanto la cabeza de playa quedaba asegurada, empezaban el largo proceso de invadir el resto de la isla, una parte del territorio a la vez. Finalmente toda la isla quedaba bajo su control, aunque no sin antes librar algunas batallas costosas.

Adams trazó este paralelo: Antes que Cristo invada nuestra vida en la conversión, a veces tiene que «ablandarnos», permitiendo que tengamos algunos problemas que no podemos resolver. Aunque algunos le entregan sus vidas a Cristo la primera vez que llama a la puerta, la mayoría nos resistimos y estamos a la defensiva. Nuestra experiencia previa a la conversión es una en la que Jesús nos dice: «¡He aquí yo estoy a la puerta y bombardeo!».

Reflexión:

Mientras nosotros nos preocupamos por qué tan rápido crecemos, Dios se interesa por qué tan fuertes crecemos.


Day 28 • It Takes Time

Everything on earth has its own time and its own season. ECCLESIASTES 3:1 (CEV)

I am sure that God who began the good work within you will keep right on helping you grow in his grace until his task within you is finally finished on that day when Jesus Christ returns.

PHILIPPIANS 1:6 (LB) 

THERE ARE NO SHORTCUTS TO MATURITY.

It takes years for us to grow to adulthood, and it takes a full season for fruit to mature and ripen. The same is true for the fruit of the Spirit. The development of Christlike character cannot be rushed. Spiritual growth, like physical growth, takes time.

When you try to ripen fruit quickly, it loses its flavor. In America, tomatoes are usually picked unripened so they won’t bruise during shipping to the stores. Then, before they are sold, these green tomatoes are sprayed with CO2 gas to turn them red instantly. Gassed tomatoes are edible, but they are no match to the flavor of a vine-ripened tomato that is allowed to mature slowly.

While we worry about how fast we grow, God is concerned about how strong we grow. God views our lives from and for eternity, so he is never in a hurry.

Pastor-evangelist Lane Adams once compared the process of spiritual growth to the strategy the Allies used in World War II to liberate islands in the South Pacific. First they would “soften up” an island, weakening the resistance by shelling the enemy strongholds with bombs from offshore ships. Next, a small group of Marines would invade the island and establish a “beachhead” — a tiny fragment of the island that they could control. Once the beachhead was secured, they would begin the long process of liberating the rest of the island, one bit of territory at a time. Eventually the entire island would be brought under control, but not without some costly battles.

Adams drew this parallel: Before Christ invades our lives at conversion, he sometimes has to “soften us up” by allowing problems we can’t handle. While some open their lives to Christ the first time he knocks on the door, most of us are resistant and defensive. Our pre-conversion experience is Jesus saying, “Behold I stand at the door and bomb!”

Reflection: While we worry about how fast we grow, God is concerned about how strong we grow.