
Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el SEÑOR sale bien librado.
PROVERBIOS 29:25 (NVI)
¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo.
GÁLATAS 1:10 (NVI).
¿POR LA APROBACIÓN DE QUIÉN VIVES TÚ?
Debido a que Dios nos diseñó para establecer relaciones personales, cada uno de nosotros tiene un deseo de ser amado, valorado y apreciado. Anhelamos sentirnos aceptados y aprobados por otros. Este anhelo de pertenecer, este deseo de «encajar» y sentirnos conectados a otros, es la fuerza impulsora detrás de muchas de las decisiones que tomamos. Tanto en las decisiones pequeñas, como la ropa que usaremos o cómo nos peinaremos, como en las decisiones de envergadura, tales como dónde vivir y trabajar, lo que otros piensan ejerce en nosotros mayor influencia de lo que nos damos cuenta.
No hay nada de malo con nuestro deseo de ser aceptados, apreciados y aprobados por los demás. En realidad, sin la afirmación de otros nunca floreceremos plenamente hasta alcanzar nuestro pleno potencial. Nuestro crecimiento se verá atrofiado. Solo con la ayuda de otros podemos llegar a cumplir el propósito para el que Dios nos creó.
Como expliqué en capítulos anteriores, Dios nos diseñó de modo que nos necesitáramos los unos a los otros. Todos precisamos de alguien que crea en nosotros, nos aliente, y afirme nuestro valor y progreso. Si no perteneces a un grupo pequeño y una familia de la iglesia que haga eso, necesitas encontrar algunos. El estímulo es absolutamente esencial para tu salud y tu desarrollo espiritual.
Sin embargo, al igual que todos los deseos saludables y buenos que Dios pone en nuestro corazón, es posible usar mal el deseo de aprobación, abusar del mismo y confundirlo. Esto puede volverse una obsesión que domina nuestra vida y un temor que destruye nuestra alma. Como la bacteria que come carne, la enfermedad de complacer puede consumir todo nuestro tiempo, energía y felicidad. El actor estadounidense Bill Cosby una vez dijo: «No conozco la clave del éxito, pero si sé que el camino al fracaso es tratar de complacer a todos».
Reflexión:
No hay nada de malo con nuestro deseo de ser aceptados, apreciados y aprobados por los demás. En realidad, sin la afirmación de otros nunca floreceremos plenamente hasta alcanzar nuestro pleno potencial. El lado oscuro del deseo de aprobación es el temor a la desaprobación. El temor a que otros nos critiquen o rechacen es la razón más común por la que nos desviamos del camino que Dios planeó para nosotros.
DAY 42 • The People-Pleaser Trap
“It is dangerous to be concerned with what others think of you, but if you trust the Lord, you are safe.”
PROVERBS 29:25 (TEV)
“I’m not trying to be a people pleaser! No, I am trying to please God. If I were still trying to please people, I would not be Christ’s servant.”
GALATIANS 1:10 (NLT)
WHOSE APPROVAL ARE YOU LIVING FOR?
Because God wired us for relationships, each of us carries a desire to be loved, to be valued, and to be appreciated. We long to feel accepted and approved by others. This longing for belonging, the desire to “fit in” and feel connected to others, is the driving force behind many of the choices we make. In both small choices, like the clothes we wear or the style of our hair, and in major decisions such as where we live and work, what other people think has a greater influence on us than we are aware of.
There is nothing wrong with our desire to be accepted, appreciated, and approved by other people. In fact, without the affirmation of others we never fully blossom into our full potential. Our growth is stunted. We can only become what God created us to be with the help of others.
As I explained in earlier chapters, God shaped us to need each other. We all need someone to believe in us, to cheer us on, and to affirm our value and progress. If you are not in a small group and church family that do that, you need to find one that does. Encouragement is absolutely essential to your spiritual health and development.
But as with all of the healthy and good desires God puts in our hearts, the desire for approval can be misused, abused, and confused. It can become an obsession that dominates our life and a fear that destroys our soul. Like a flesh-eating bacteria, the disease to please can consume all our time, energy, and happiness. People-pleasing is the flip
Reflection:
There is nothing wrong with our desire to be accepted, appreciated, and approved by other people. In fact, without the affirmation of others we never fully blossom into our full potential. The dark side of the desire for approval, however, is the fear of disapproval. Fear of being criticized or rejected by others is the most common reason people get detoured from the path God planned for them.