Transformados por la verdad
Dic 4
[Jesús dijo:] Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.
JUAN 6:63 (LBLA)
Permanece en la Palabra de Dios Nunca hubo tantas Biblias impresas como hoy; sin embargo, una en una repisa no tiene ningún valor. Millones de creyentes sufren anorexia espiritual, mueren de hambre por causa de la desnutrición espiritual. Para ser un discípulo robusto de Jesús, alimentarte de la Palabra de Dios debe ser tu prioridad. Jesús usó la palabra «permanecer» para referirse a eso. Él dijo: «Si ustedes permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos». En la vida diaria, permanecer en la Palabra de Dios implica tres acciones.
Debo aceptar su autoridad. La Biblia debe llegar a ser la norma autorizada para mi vida: la brújula en la que confío como mi guía, el consejo que escucho para tomar decisiones sabias y la referencia para evaluarlo todo. La Biblia debe ser la primera y la última palabra en mi vida.
Muchos de nuestros problemas ocurren porque fundamentamos nuestras decisiones en factores de autoridad no confiable: la cultura («todos lo hacen»), la tradición («siempre lo hemos hecho así»), la razón («parecía lógico»), o la emoción («sentíamos que era lo correcto»). Estos cuatro factores son defectuosos por causa de la caída. Lo que necesitamos es una norma perfecta que nunca nos guíe en la dirección equivocada. Solo la Palabra de Dios satisface esa necesidad. Salomón nos recuerda: «Toda palabra de Dios es digna de crédito», y Pablo explica: «La Biblia entera nos fue dada por inspiración de Dios y es útil para enseñarnos la verdad, hacernos comprender las faltas cometidas en la vida y ayudarnos a llevar una vida recta».
En los primeros años de su ministerio, Billy Graham pasó un tiempo luchando con sus dudas acerca de la exactitud y la autoridad de la Biblia. Una noche cayó sobre sus rodillas y con lágrimas le dijo a Dios que, a pesar de los pasajes confusos que no entendía, desde ese momento en adelante confiaría completamente en la Biblia como la única autoridad para su vida y ministerio. A partir de ese día, la vida de Billy fue bendecida con un poder y una eficacia sin precedentes.
La decisión más importante que puedes tomar hoy es resolver el asunto de cuál ha de ser la autoridad absoluta para tu vida. Opta por la Biblia como la máxima autoridad, a pesar de la cultura, la tradición, la razón o la emoción. Cuando tengas que tomar decisiones, proponte hacerte primero esta pregunta: «¿Qué dice la Biblia?». Resuelve que cuando Dios te pida que hagas algo, confiarás en la Palabra de Dios y lo harás, tenga sentido o no, aunque no tengas ganas de hacerlo. Adopta la declaración de Pablo como tu afirmación personal de fe: «Estoy de acuerdo con todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas».
Reflexión:
El crecimiento espiritual es el proceso que reemplaza las mentiras con la verdad. El Espíritu de Dios utiliza la Palabra de Dios para hacernos como el Hijo de Dios. Para llegar a ser como Jesús, debemos llenar nuestras vidas de su Palabra.
DAY 24/Second part • Transformed by Truth
Jesus said, “The words that I have spoken to you are spirit and are life.”
JOHN 6:63 (NASB)
Abiding in God’s Word There are more Bibles in print today than ever before, but a Bible on the shelf is worthless. Millions of believers are plagued with spiritual anorexia, starving to death from spiritual malnutrition. To be a healthy disciple of Jesus, feeding on God’s Word must be your first priority. Jesus called it “abiding.” He said, “If you abide in My word, then you are truly disciples of Mine.” In day-to-day living, abiding in God’s Word includes three activities.
I must accept its authority. The Bible must become the authoritative standard for my life: the compass I rely on for direction, the counsel I listen to for making wise decisions, and the benchmark I use for evaluating everything. The Bible must always have the first and last word in my life.
Many of our troubles occur because we base our choices on unreliable authorities: culture (“everyone is doing it”), tradition (“we’ve always done it”), reason (“it seemed logical”), or emotion (“it just felt right”). All four of these are flawed by the Fall. What we need is a perfect standard that will never lead us in the wrong direction. Only God’s Word meets that need. Solomon reminds us, “Every word of God is flawless,” and Paul explains, “Everything in the Scriptures is God’s Word. All of it is useful for teaching and helping people and for correcting them and showing them how to live.”
In the early years of his ministry, Billy Graham went through a time when he struggled with doubts about the accuracy and authority of the Bible. One moonlit night he dropped to his knees in tears and told God that, in spite of confusing passages he didn’t understand, from that point on he would completely trust the Bible as the sole authority for his life and ministry. From that day forward, Billy’s life was blessed with unusual power and effectiveness.
The most important decision you can make today is to settle this issue of what will be the ultimate authority for your life. Decide that regardless of culture, tradition, reason, or emotion, you choose the Bible as your final authority. Determine to first ask, “What does the Bible say?” when making decisions. Resolve that when God says to do something, you will trust God’s Word and do it whether or not it makes sense or you feel like doing it. Adopt Paul’s statement as your personal affirmation of faith: “I believe everything that agrees with the Law and that is written in the Prophets.”
Reflection:
Spiritual growth is the process of replacing lies with truth. The Spirit of God uses the Word of God to make us like the Son of God. To become like Jesus, we must fill our lives with his Word.